Sociedad
“¿Por qué me haces esto?” Los brutales métodos de tortura creados por un psicólogo británico y usados por la CIA
El Dr. Ewen Cameron fue un psiquiatra escocés que participó en el Proyecto MK ULTRA, creado por la CIA para controlar la mente humana
Brian Turley fue atado de pie y cubierto con una bolsa negra sobre la cabeza. Durante incontables horas tuvo que mantenerse en esta posición, mientras sus dedos adquirían un color morado con el paso del tiempo, fruto de tener que resistir todo el peso del cuerpo. Inmovilizado, le despertaban con un ruido ensordecedor que hacía su agonía, si cabe, más dura. Ésta es una de las muchas técnicas de tortura que el ejército británico estaba ensayando en pacientes para lograr borrar recuerdos y controlar la psique. Unos experimentos que más tarde serían adoptados por la Agencia de Inteligencia de Estados Unidos. Pensaban que controlando la mente sería posible lograr que los prisioneros revelasen información. Como Brian, hubo otros 13 casos más, todos ellos conocidos como los “hombres encapuchados”.
Para entender el por qué de esta trágica historia y el gran impacto que produjo en la sociedad británica, debemos remontarnos a 1971. En aquel año estallaron fuertes protestas y olas de violencia en Irlanda del Norte. El conflicto entre los separatistas de Irlanda del Norte, afines a formar una República de Irlanda católica e independiente de Reino Unido, y los leales al gobierno británico desembocó en graves enfrentamientos tanto civiles, como militares, siendo una de las épocas más negras en la historia reciente de Reino Unido e Irlanda del Norte. Desde Londres no supieron mantener la situación y se vio necesario enviar al ejército a la zona. Como acabó resultando obvio, esto no arregló la crisis, sino que lo empeoró más. Una de las actuaciones más polémicas fue la detención de los “hombres encapuchados”, irlandeses que apoyaban la separación de Irlanda. Sin juicio previo, estos “presuntos terroristas” fueron sometidos a horribles métodos de tortura.
Previamente, la CIA había desarrollado a lo largo de la década de los 50, en colaboración con el médico psiquiatra escocés Ewen Cameron, una serie de técnicas de interrogatorio psicológico. Él fue quien dirigió las pruebas en todo momento. A los cautivos se les vendaba los ojos y se les drogaba para mantenerlos en coma durante semanas. Las técnicas de electroconvulsión fueron aplicadas también en gran medida y les dejaron heridos en salud mental de por vida. No obstante, debemos mencionar que la investigación comenzó con la intención de ayudar a solucionar problemas mentales, pero pronto generó interés en la CIA. Todas estas técnicas más tarde fueron reutilizadas por las autoridades de Guantánamo, EE UU.
‘Lo único que tiene sentido es tu pánico y tu miedo’
Cameron comenzó su andadura en Canadá, alcanzado la “fama” en los años 50, después de que se hablasen de sus malvados experimentos en un instituto psiquiátrico del país. Al mismo tiempo, la Agencia de Inteligencia de los Estados Unidos puso en marcha el proyecto MK Ultra, diseñado para desarrollar técnicas de guerra psicológica (no hay que olvidar que estamos en plena Guerra Fría).
El escocés buscaba la manera de reprogramar la mente humana en pacientes con enfermedades mentales, la intención era introducir un mensaje en el subconsciente administrándoles para ello relajantes musculares y drogas como el LSD. También se atrevió con investigar la privación sensorial, dejando en coma químicamente a los pacientes en la temida sala del sueño, donde llegaban a permanecer dormidos hasta dos meses.
Uno de los supervivientes, el Dr. Harvey Weinstein regresó a casa como un hombre roto, desconcertado y que apenas podía hablar o quedarse de pie. Su hijo narró la historia de su padre y las torturas a las que fue arrastrado. En las notas de las enfermeras reveladas tiempo después dicen que el hombre gritaba de sufrimiento: “Detente, quiero que esto se detenga, ¿por qué me estás haciendo esto”.
Otro de ellos, Francie McGuigan, relató que cuando se dio cuenta se encontraba volando en un helicóptero con la cabeza cubierta y en su desorientación dijo: " Lo único que tiene sentido es el pánico y el miedo". Fue arrastrado descalzo de habitación en habitación, privado del sueño y maniatado en posiciones de estrés absoluto. “Recuerdo que llegó la aceptación de que el resultado final de esto es mi muerte”. Tal fue la angustia que Francie decidió suicidarse, dándose golpes en la cabeza contra un tubo del radiador al que estaba encadenado.
Finalmente todos fueron liberados, pero ninguno volvió a ser el mismo. Por desgracia, la justicia tampoco les amparó. Según el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en 1978, decretó que “si bien el encarcelamiento de los hombres encapuchados fue algo inhumano, no constituía delito de tortura”.
No fue la única vez que se ha empleado esta técnica, también han sido utilizadas contra los terroristas de al-Qaeda tras el ataque del 11-S y, actualmente, se sigue manteniendo, aunque en supuesto secreto, en la base de Guantánamo.
Recientemente, las familias de los afectados han llevado de nuevo a los tribunales internacionales el caso con el objetivo de hacer justicia.
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