Coronavirus
El coronavirus pasa de puntillas en el Sudeste Asiático: ¿calor o falta de control?
Pese a sus estrechos vínculos con China solo ha registrado 182 contagios de COVID-19 y un fallecimiento
Pese a sus estrechos vínculos con China, el Sudeste Asiático, con más de 650 millones de habitantes, solo ha registrado 182 contagios de COVID-19 y un fallecimiento, unas bajas cifras que algunos expertos atribuyen al clima cálido de la región, aunque advierten de que pueden existir casos sin detectar.
“No esta probado, pero tenemos evidencias empíricas de que a los coronavirus no les gusta el calor. Lo vimos con el SARS en 2003: la enfermedad se disipó con el calor”, dice a Efe el doctor israelí Rafi Kot, fundador del Family Medical Practice en Vietnam, donde reside desde hace 32 años y donde ejerce de consultor con las autoridades para gestionar la crisis del COVID-19.
Para sostener la hipótesis del calor, además del bajo número de infecciones en la zona y las experiencias pasadas, Kot expone el caso de los murciélagos (posible origen de la actual epidemia), portadores de más virus que cualquier otro animal, solo que no enferman por ellos.
“Es una superbomba, no hay animal mejor para propagar enfermedades: coronavirus, rabia… es increíble. Pero no se pone enfermo. Y eso ocurre porque cuando vuela tiene que generar mucha energía, lo que aumenta la temperatura corporal. Y la alta temperatura corporal no les va bien a los coronavirus”, explica.
Medidas de control
Además de este factor, en el caso de Vietnam Kot alaba las estrictas medidas de control tomadas por el régimen comunista de Hanói cuando reunía todas las condiciones para una tormenta perfecta, con miles de turistas chinos y de vietnamitas volviendo de China por las vacaciones del año nuevo lunar.
Vietnam suspendió las rutas aéreas con China, niega la entrada a viajeros que hayan estado en el país en las últimas dos semanas, ha restringido los vuelos y las condiciones de entrada de coreanos en Vietnam, ha cerrado los colegios y ha puesto en cuarentena a miles de personas, incluida una comarca de 10.000 habitantes.
“Esta es una enfermedad sobre la disciplina y por eso gobiernos como el de Vietnam la frenan y en países donde la gente cuestiona que el Gobierno les dé órdenes se propagará”, asegura el doctor israelí.
Pese a los esfuerzos de contención, está convencido de que tanto en Vietnam como en otros países de la zona existen casos sin detectar, pues el 43 por ciento de los infectados no presentan síntomas.
“Realmente no importa si tenemos 16 casos (cifra oficial en Vietnam, todos curados) o 160. Lo importante es cuántos casos críticos tenemos que puedan atascar nuestro sistema y ahora mismo no tenemos ninguno. Los hospitales están vacíos”, afirma Kot.
Si bien en Vietnam los números casan con lo que predicen los modelos estadísticos, en otros países de la zona como Camboya (un infectado) Tailandia (41 contagios) e Indonesia (sin ningún caso) no resultan tan verosímiles, según un estudio de la Universidad de Harvard.
“Recomendamos que la vigilancia del brote y la capacidad de control se refuercen rápidamente en esos lugares”, advierten los cinco autores del informe.
La ausencia de casos en Indonesia ha despertado un creciente escepticismo entre la población, mientras el Gobierno trata de convencer desde hace un mes de tener preparación y recursos sanitarios suficientes para detectar el virus y tratar posibles positivos.
“Gracias a Dios que hasta hoy no hay ningún caso en Indonesia, significa que los sistemas están implementados”, dijo el director de Cooperación Internacional en el Ministerio de Sanidad, Acep Somantri.
Tailandia, otro de los países señalados en el estudio, no ha tomado medidas drásticas como limitar la entrada de viajeros de otros países y alega que la Organización Mundial de la Salud ha desaconsejado limitar el tráfico internacional de pasajeros.
En Tailandia, los pacientes deben pagar entre unos 100 y 190 dólares al cambio para hacerse la prueba del nuevo coronavirus, lo que representa entre uno y dos tercios de la media del salario mínimo mensual.
Camboya tampoco ha tomado ninguna medida extraordinaria, tras alegar que no quería afectar a las relaciones con China, y hasta se negó a repatriar a sus ciudadanos de Wuhan, en Hubei.
Singapur es hasta el momento el país más afectado de la zona, con 96 contagios, pese a medidas como el veto a la entrada a los viajeros procedentes de las ciudades surcoreanas de Daegu y Cheongdo y la suspensión temporal a finales de enero de los visados para viajeros procedentes de China.
En Malasia (25 contagios) y Filipinas (3 contagios y el único muerto en la región), las autoridades también han cerrado temporalmente sus fronteras a los pasajeros de China y Corea del Sur y han cancelado vuelos a estos países.
Partidario de este tipo de medidas preventivas para evitar el colapso de unos sistemas sanitarios en general endebles, el doctor Kot apunta a un doble efecto de los casos asintomáticos sin detectar: por un lado aumentan el riesgo de un brote que cause víctimas mortales, pero por lado otro va dotando de anticuerpos a personas que contraen el virus sin saberlo.
Aunque advierte de que no debe subestimarse el virus, lanza un mensaje de serenidad: “Esto no es el ébola. Se contagia más porque con el ébola la gente se muere y no puede propagarlo. No es el apocalipsis ni el fin de la raza humana”.
Todos ellos forman parte del proyecto CADDE, una entidad apoyada por la Fundación de Amparo a la Pesquisa del Estado de Sao Paulo (Fapesp) y el Medical Research Centers, de Reino Unido, que desarrolla nuevas técnicas para monitorear epidemias en tiempo real. EFE
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