Coronavirus

El coronavirus podría estar entre nosotros desde 1948

Una investigación sugiere que el SARS-CoV-2 lleva décadas escondido en el cuerpo de los murciélagos

El coronavirus SARS-CoV-2 o un primo cercano pudo haber estado latente en la naturaleza durante décadas o quizás siglos hasta que dio la cara a finales del año pasado en el origen de que la que es la mayor pandemia conocida en la historia reciente. Ese es el resultado de una investigación realizada en la Universidad de Glasgow y que está pendiente de revisión.

Un equipo liderado por el doctor David Robertson ha analizado el ARN de 68 tipologías diferentes de coronavirus, incluyendo el que actualmente nos preocupa y de otros virus que causan enfermedades respiratorias. Sus análisis parecen demostrar que los murciélagos de herradura de la especie Rhinolophus spp, son los hospedadores de un linaje amplio de virus patógenos que pueden infectar a humanos.

Siguiendo las trazas genéticas de estos virus, es posible definir que el ancestro más directo del actual SARS-CoV-2 pudo originarse hace entre 40 y 70 años como una mutación de otro virus de murciélago el RaTG13. Este último, muy similar al actual, no tenía la capacidad de atacar células humanas.

En otras palabras, el microorganismo que a día de ayer había infectado a más de 1,3 millones de personas y provocado la muerte de más de 76.000 en todo el mundo, podría haber estado al menos 40 años en la naturaleza sin saltar a nuestra especie hasta que un estrecho contacto humano o con un animal intermediario desencadenó el desastre.

Hoy por hoy siguen existiendo muchas incógnitas sobre el SARS-CoV-2 . Para empezar, no es bien conocida si relación con otros virus causantes de síndromes respiratorios graves. Tampoco estaba clara hasta ahora la relación entre el virus actual y los que suelen albergar los murciélagos o el papel potencial que otros mamíferos hayan jugado en la transmisión al ser humano.

Para tratar de dar respuesta a estas preguntas, el equipo de Glasgow ha estudiado regiones recombinantes del genoma de 68 tipos de sarbecovirus. Los sarbecovirus son un subgénero de los virus entre los que se encuentra el actual coronavirus

Si en lugar de virus estuviéramos hablando de seres humanos, la investigación ahora presentada sería parecida a tratar de buscar en lo genes de neandertales, sapiens y denisovanos, las huellas de un ancestro común del que pudieran haberse separado las tres especies actuales.

El trabajo demuestra que el SARS-CoV-2 es miembro del genero sarbecovirus que frecuentemente suele mostrar una gran recombinación genética en la evolución. Es decir, que es un microorganismo muy afectado por la variabilidad y la mezcla genética.

El estudio de esa variabilidad permite establecer cuán antiguo es un organismo, es como llegar al origen del hilo en un ovillo desliándolo poco a poco. En este caso, todo parece indicar que el SARS-CoV-2 pudo nacer en tres diferentes ventanas temporales. La más cercana en el tiempo sería en la década de los 80 del siglo pasado, la más lejana en torno a 1948

En las zoonosis como esta, identificar el origen exacto de un brote es fundamental ya que permite a las autoridades tomar medidas muy tempranas de aislamiento de las comunidades más cercanas al origen. Además, el perfil genético de un microorganismo como este sirve de gran ayuda para el desarrollo de posibles futuras vacunas.

Pero lo más importante de esta investigación es que arrojaría algunas ideas preocupantes sobre el futuro. Si se confirman estos datos, sería evidente que existen reservas de virus patógenos en animales salvajes circulando desde hace décadas o siglos y que en cualquier momento pueden saltar a nosotros.

Se hace más evidente que nunca que para protegernos de futuras crisis como esta o peores es necesario actuar en el origen, controlando las comunidades de animales más sensibles y reduciendo las prácticas ganaderas, culturales o grastronómicas que provocan el salto entre especies.