Coronavirus
Hace un mes
No quiero caer en la broma de mal gusto dado que, quien así nos alentaba, ahora está precisamente sometida a la infección y bajo cuarentena
Hoy es 8 de abril, así que ha transcurrido justo un mes desde el 8-M, marcado para siempre en nuestra «memoria democrática» como un día en el que todo era jolgorio en nuestras calles, con el Gobierno en la cabecera de la marcha de Madrid, enarbolando pancartas y animando a salir a manifestarse «porque a las mujeres les iba la vida en ello».
No quiero caer en la broma de mal gusto dado que, quien así nos alentaba, ahora está precisamente sometida a la infección y bajo cuarentena, pero conviene aprender de los errores, sobre todo cuando miles de personas han perdido la vida -incluidas muchas mujeres, por supuesto- con ocasión de la expansión de la epidemia que, al parecer, sólo debía contenerse tras terminar la fiesta del feminismo marxista oficial.
Dicen los portavoces -y portavozas- que no es momento de pedir responsabilidades, sino de «remar juntos». Ya sólo nos falta que nos aleccionen diciendo que «unidas podemos» vencer al maldito bicho. Las consignas son propias de otras latitudes y regímenes políticos y, cuando la imprevisión y la negligencia tienen a todo un país paralizado y confinado, sin tan siquiera poder acompañar a sus moribundos ni enterrar a sus muertos, sólo faltaría no poder exteriorizar nuestras opiniones sobre lo que sucede.
Si aún no es hora de exigir responsabilidades, sí lo es de esperar una petición de perdón a los que han pagado tan cara esta frívola demagogia. Cuando menos.
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