Coronavirus

Testimonios de la pandemia

Entre las cartas que recibimos, he aquí la de María, que quiere hacer público su dolor por la pérdida de su abuelo, y la de Ana, hija del primer médico fallecido en León

María con su abuelo (izq.) y el primer médico fallecido en León (der.) de coronavirus
María con su abuelo (izq.) y el primer médico fallecido en León (der.) de coronavirusLa Razón

Carta al cielo

Querido abuelo,
¿Qué tal por allí arriba ? Te escribo por aquí porque se, que aún en el cielo, seguirás abriendo y leyendo cada página de este periódico como has hecho todos los días de tu vida desde que te conozco. Seguro que ya te has hecho amigo del quiosquero y has pedido que te reserven el ejemplar del día para poder disfrutarlo sentado en tu sofá.
Te has ido sin poder despedirte, como se está yendo tanta gente por este maldito virus.
Te has ido discretamente, como tú eras y vivías, pero dejando el vacío más grande que una persona puede llegar a dejar.
Pero no te has ido solo, todos aquí te recordamos, agradecidos y felices de poder haber disfrutado tanto y tan bien de ti todos estos años.
Y puedes irte tranquilo, intentaremos cuidar de la abuela la mitad de bien que lo has hecho tú todos estos años. La dejas en buenas manos.
Has sido un marido, amigo, padre y abuelo ejemplar. Siempre apoyándonos, siempre a nuestro lado y siempre alegrándote por igual de todos los pequeños logros que íbamos consiguiendo cualquiera de tus nietos. Echaremos de menos entrar a tu casa, sentarnos contigo en el sofá, y, mientras lees tu periódico contarte nuestras novedades de la semana mientras nos insistes en que si queremos merendar, nos das la propina en secreto y nos preguntas alguna duda sobre tus nuevos aparatos tecnológicos.
Dejas un vacío muy grande. Papá no para de coger el teléfono, no sabes la cantidad de amigos tuyos que nos llaman hablándonos de todo lo que te querían y lo que te van a echar de menos. Y nosotros, con el orgullo más grande del mundo de poder decir que has sido el mejor padre/abuelo que podíamos tener y del que hemos podido aprender.
Y, aunque estamos todos muy tristes porque sabemos que nos quedaba abuelo para rato y que todavía no era tu momento, nos despertamos cada día, intentando sonreír y seguir con nuestra extraña rutina como papá nos ha dicho que te gustaría que hiciésemos. Por ti.
En cuanto nos dejen, te despedimos como te mereces.
No se muere quien se va, solo se muere el que se olvida. Y nosotros no vamos a olvidarte en la vida.
Te llevaré siempre presente en cada decisión importante que tome en la vida, eres mi ejemplo a seguir.
Tu nieta mayor,
María

A mi padre

Eres el mejor padre del mundo, me has enseñado los mejores valores que el ser humano puede tener, siempre me decías que la calidad humana era lo más importante y tú siempre me lo has demostrado con tu ejemplo. Siempre dispuesto a ayudar a los demás daba igual el sitio y la hora, tu teléfono nunca paraba de sonar y tú siempre lo dejabas todo y respondías con tu mayor empatía, cariño y dedicación a todo aquel que te necesitaba. No sabes el orgullo que sentía y siento cada vez que iba a algún sitio, donde habías ejercido de médico y la gente me comentaba: «Tu padre es el mejor médico y persona que ha pasado por aquí» o “Tu padre me salvó la vida».
Ante esta crisis sanitaria, has dado tu vida por los demás, estuviste de guardia el jueves 12 más de 32 horas seguidas para organizar y supervisar el triaje,dedicándote en cuerpo y alma a combatir el Covid19, te llamé por teléfono para que volvieras a casa a descansar porque después de tantas horas, tenía miedo del gran riesgo que suponía este esfuerzo para tu salud, pero también acudiste a trabajar el sábado, domingo y lunes hasta que el martes volviste a casa porque te encontrabas mal con síntomas de Covid19. Durante el tiempo que estuviste en casa, tú con tu valentía, me dabas instrucciones para que yo gestionara y te informara de cada mensaje que te llegaba de tus compañeros al teléfono porque necesitabas estar al frente de esta terrible situación y lo que más te fastidiaba en ese momento era no estar sirviendo a tu equipo, más que la fiebre y los dolores que tenías y que no me transmitías para no preocuparme. Nunca olvidaré el día que empeoraste y me tuve que separar de ti en el hospital, nueve días horribles, sin apenas noticias tuyas, contando sólo con la ayuda de tu compañero y médico de cabecera, Demetrio, que nos iba actualizando la situación con los pocos datos que conseguía y al que siempre le estaremos muy agradecidas. Tras estos días de angustia y sufrimiento, llegó el más triste de mi vida, no nos dio tiempo a cogerte de la mano para poder despedirnos de ti, papá, sé que el equipo de la UCI hizo todo lo posible por salvarte, en especial, quiero mencionar al doctor Fernando Burón compañero y también amigo, el destino quiso que terminaras en sus brazos, no hay palabras para agradecer el cariño que nos has dado a mi padre y a mi familia.
Papá, eres mi motor, mi luz, mis ganas de vivir, mi ángel de la guarda que me guía en todo momento, mi TODO y quien me da la confianza que necesito para luchar por mis sueños, estando contigo los problemas nunca han existido.
Ahora, sólo puedo cerrar los ojos y abrazarme a ti y a tus recuerdos, eso es algo que nunca nadie me podrá quitar.
Te quiero papi, ERES MI HÉROE, SIEMPRE JUNTOS ♥
Por último, después del fatal desenlace que he sufrido perdiendo a la persona que más quiero en mi vida, sólo quiero pedir a los que dirigen que reflexionen sobre la desproteccion de los que están luchando en primera línea contra el virus, arriesgando sus vidas por salvar la nuestra. Se merecen no sólo el máximo reconocimiento sino también todos los medios que garanticen su seguridad.
Ana Gutiérrez