Mejor hablar cara a cara

Los españoles quieren verse y escucharse. Como seres sociales que están encantados y orgullosos de su condición, el contacto «completo» ha resultado una opción que ha mitigado un tanto el distanciamiento familiar y también laboral que hemos padecido en esta época del coronavirus y del estado de alarma. En la hora de los balances, cuando la denominada desescalada parece en curso de acelerar por obra y gracia del Gobierno, las comunicaciones son una variante central de la vida ciudadana para calibrar con exactitud hasta qué punto el ataque del Covid-19 ha transformado nuestros hábitos más comunes. Las evaluaciones de las principales operadoras del sector han puesto de manifiesto que los españoles han virado sus preferencias para completarlas y enriquecerlas con las alternativas que la tecnología ha facilitado. La irrupción de las videollamadas en el abanico de opciones ha actuado casi como un imán entre la gente contra el enclaustramiento. El hecho físico y emocional de tener la imagen del interlocutor en una pantalla se ha convertido en lo más cercano a ese cuerpo a cuerpo que añoramos. El timbre de la voz, su modulación, incluso la respiración, nos aportaba unos cuantos rasgos sobre nuestra pareja de conversación, pero la imagen ha enriquecido con el aporte de información que únicamente puede facilitar el lenguaje gestual y corporal. Por eso, los españoles hemos apostado decididamente por la imagen y el sonido para interactuar. Ocho de cada diez españoles de entre 18 y 65 años (79,53%) han utilizado las videollamadas para comunicarse durante el confinamiento. La medio de los contactos ha sido de unos ocho semanales, más las mujeres y menos los hombres. Al igual que los jóvenes de 18 a 24 han sido más activos en este campo con una media de 13 videollamadas. Que está opción permitiera también entablar conversaciones con varias personas a la vez ha sido determinante. Dos de cada tres españoles (64,54%) participaron en eventos colectivos con este formato. Pues sí, al menos en este ámbito, hemos cambiado.