Sucesos

Regresa a casa dos meses después de ser dado por muerto e incinerado

Las autoridades investigan lo que ha podido ocurrir y la familia reclama una indemnización por los daños económicos sufridos

Los funerales se acumulan en una ciudad boliviana golpeada por la COVID-19
Familiares despiden el féretro con los restos de un fallecido a las puertas del cementerio general de la ciudad, que tiene problemas para realizar funerales ante el aumento de víctimas por COVID-19, este miércoles en Cochabamba (Bolivia). Funerarias de la ciudad alertan de que al menos cuarenta cuerpos de fallecidos por COVID-19 o con sospechas de la enfermedad no pueden ser recogidos de los domicilios, debido a la poca capacidad del horno crematorio del cementerio y a la falta de sepulturas, por lo que la Alcaldía de Cochabamba, una de las principales ciudades de Bolivia, prepara una nueva fosa de urgencia y prevé habilitar más de un centenar de nichos. EFE/Jorge ÁbregoJorge ÁbregoAgencia EFE

Una terrible confusión, el coronavirus y la distancia. Este cóctel de despropósitos ha provocado una situación surrealista en china, donde un hombre ha regresado a su casa dos meses después de que su familia lo enterrara, lo incinerara y gastara cerca de 20.000 euros en su funeral.

Jiao, de 43 años y con problemas mentales, desapareció de su casa de Chongqing en marzo. La familia denunció los hechos después de buscarlo durante varios días. A principios de abril, la policía se puso en contacto con la familia para indicarles que lo habían localizado y que estaba ingresado en el Hospital de Medicina Tradicional China de Wenzhou, a casi 1.300 kilómetros de su casa.

La familia se trasladó hasta el hospital pero no pudo ver de cerca a Jiao debido a las medidas de distanciamiento social, según infirmó el diario “Wenzhou Evening Newspaper”. Se limitaron a hacerlo de lejos, pero llevaba una máscara de oxígeno que no dejaba ver bien su cara.

Los médicos indicaron a la familia que las probabilidades de sobrevivir eran escasas debido a las complicaciones derivadas de la tuberculosis, pero decidieron llevárselo a su localidad. Sin embargo, el hombre murió en la ambulancia y la familia no pudo ver el cuerpo antes de ser incinerado.

El que se suponía que era el cuerpo de Jiao fue llevado hasta Chongquing y se celebró un funeral por todo lo alto, en el que la familia invirtió cerca de 20.000 euros.

Sin embargo, en mayo la Policía se puso en contacto con el tío de Jiano en Shangrao, al este de Chongqing, porque habían encontrado a un hombre sin hogar en la ciudad que había sido identificado como Jiao.

A pesar de la monumental sorpresa, la familia organizó el traslado a su ciudad y se reunieron con él el pasado 5 de junio. Jiao volvía a estar con su familia pero entonces, ¿quien era el hombre que habían incinerado? De momento no se sabe y las autoridades han abierto una investigación. Las primeras pesquisas apuntan al error humano porque ambos hombres se parecían físicamente y sus partes médicos eran muy similares. Fuentes del hospital afirmaron que el hombre incinerado podía tener en su posesión la identificación del verdadero Jiao cuando fue ingresado.

Sea de quien sea la responsabilidad, la familia de Jiao busca una compensación por parte del hospital por los trastornos causados.