Policía Nacional

Prestaban dinero y cuando no les pagaban, les obligaban a delinquir

La Policía desarticula una organización que operaba con documentos robados o falsificados

Sucesos.- Detenidos por robar el móvil a un amigo y amenazarlo con publicar información personal
Coche patrulla de la Policía NacionallarazonEUROPA PRESS

La Policía Nacional ha desarticulado una organización criminal que operaba desde la localidad madrileña de Leganés y se dedicaba a cometer estafas en Toledo; utilizaba documentación falsificada o sustraída. La trama fue descubierta cuando la empleada de un establecimiento comercial de Toledo detectó a un varón de 39 años de edad que trataba de obtener una tarjeta de crédito con un saldo de 3.000 euros y utilizaba un DNI que no se correspondía con su identidad. Cuando la Policía Nacional procedió a su arresto, alegó que actuaba bajo coacción y que se veía obligado a cometer las estafas para saldar una deuda con un supuesto prestamista.

Las primeras pesquisas de los agentes dejaron al descubierto que estaban ante una organización criminal que utilizaba un complejo modus operandi para obtener beneficios. La red disponía de documentación sustraída o extraviada que facilitaba, junto con documentación falsificada, a personas con problemas económicos para que éstos contratasen créditos y líneas de teléfono, adquiriesen teléfonos de alta gama e incluso obtuviesen cuentas bancarias y tarjetas a nombre de las víctimas.

Estos intermediarios eran captados por el cabecilla de la trama entre personas que acudían a él cuando precisaban obtener un préstamo al margen de los cauces legales. En el momento en que tenían problemas para saldar la deuda contraída, eran obligados a cometer los delitos de estafa hasta que obtuvieran beneficios suficientes para cancelarla. El cabecilla de la trama vivía en Madrid y llevaba un alto nivel de vida.

Al frente de la organización criminal se encontraba un varón extranjero que, pese a que se hallaba en situación irregular en España y no podía trabajar legalmente, llevaba un alto tren de vida. El cabecilla, apoyado por su pareja y otras personas muy cercanas, era el cerebro de la trama y guiaba todas las operaciones: se encargaba de obtener los documentos de identidad procedentes de otros delitos contra el patrimonio, captaba a los intermediarios a los que facilitaba la documentación necesaria para cometer la estafa y les trasladaba personalmente hasta los establecimientos en los que debían llevar a cabo los delitos.

Su detención tuvo lugar en un hostal de Fuenlabrada (Madrid), momento en que le fue intervenida diversa documentación que le implicaba directamente como presunto autor de las estafas. También resultó investigada una mujer de Leganés, de la misma nacionalidad que el principal responsable, en cuyo domicilio se hallaron diversos documentos a nombre de terceras personas que pudieran ser utilizados para la comisión de nuevas estafas.