Coronavirus

Ayuso desactiva la “bomba vírica” de Madrid en 45 días

Los contagios caen un 50% desde que el Gobierno regional activó los controles quirúrgicos de la Covid. La comunidad ocupa ya el puesto 15 en incidencia y el 8 en ocupación de UCIS

La Plaza Mayor de Madrid el día después de que Ayuso tomara sus medidas
La Plaza Mayor de Madrid el día después de que Ayuso tomara sus medidasAlberto R. RoldánLa Razón

Madrid se ha convertido en el espejo en el que quieren mirarse la mayor parte de las comunidades en esta fase de la segunda oleada de Covid. En septiembre, la autonomía en la que gobierna Isabel Díaz Ayuso llegó a superar una incidencia de casos diagnosticados durante los últimos 14 días de 800 por cada 100.000 habitantes y la multiplicación de los contagios hacía temer entonces lo peor.

El presidente de Castilla-La Mancha, el socialista Emiliano García Page, apuntaba el día 3 de mismo mes que Madrid era una «bomba vírica» y alertaba del «efecto» que podían causar en su territorio los contagios disparados en la capital. Tres semanas después, el 21 de septiembre, el Gobierno regional de Madrid desplegó un plan de choque consistente en confinamientos selectivos o quirúrgicos de la población por áreas de salud. En aquel momento, la incidencia de casos se situaba en la peligrosa cifra de 746 contagios por 100.000 habitantes y Madrid se situaba a a la cabeza de toda España en este importante apartado.

Navarra, que iba en segundo lugar, registraba 605; la Castilla-La Mancha de García Page presentaba una incidencia de 366; Cataluña apenas llegaba a 169, y Asturias, considerada como ejemplo de control de la pandemia en aquel momento, llegaba a 92. De Madrid se cuestionaba la falta de profesionales en atención primaria o la falta de rastreadores frente a feudos que, aparentemente, sí contaban con un número suficiente, como La Rioja.

Aunque la tendencia empezó a bajar con las medidas de control puestas en marcha por Díaz Ayuso y su consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, el Gobierno de Pedro Sánchez decidió intervenir y decretar un estado de alarma ad hoc para la capital. La justificación que dio el Ministerio de Sanidad de Salvador Illa es que Madrid superaba una incidencia de 500 casos por 100.000 habitantes, la positividad de los test sobrepasaba el 10% y la ocupación de camas en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCIS) de sus centros hospitalarios de su red excedía del umbral del 35%.

Dicho estado de alarma duró quince días y los parámetros de Madrid han seguido bajando tanto con esta medida del Gobierno como sin ella. La tónica común en todas las fases ha sido la actuación desplegada por la Comunidad sobre las áreas de salud para acotar las infecciones en zonas muy golpeadas por el Sars-Cov-2, evitando su expansión a todo el territorio autonómico y minimizando el daño para la economía.

45 días después de que la cuestionada Díaz Ayuso implementara el cierre quirúrgico o selectivo, frente al perimetral que postulan el Gobierno y las autonomías socialistas y nacionalistas, el milagro se ha hecho realidad. Madrid no es ya la primera comunidad en incidencia de contagios, sino que ocupa la decimoquinta posición, al situarse el martes en 373 casos. El descenso de las infecciones ha sido de un espectacular 50%. Feudos antes temerosos del efecto dominó como Castilla-La Mancha o Castilla y León presentan una incidencia de 538 y 820 casos, con subidas del 47% y del 143%, respectivamente.

No son, sin embargo, los peores. Melilla, que a principios de septiembre contabilizaba 316 casos, sumaba el martes 1.384. La subida en este caso es del 337%. La socialista Navarra, que también apostó por el cierre perimetral de todo su territorio frente al quirúrgico postulado por Madrid, ha pasado de 605 infecciones a 1.182, con un alza del 95%.

En Aragón, los casos han crecido de 381 hasta los 1.119, un 193% más, y la ejemplar Rioja, admirada por sus rastreadores nada más acabar las vacaciones, es ya la sexta comunidad en incidencia, con 764 casos frente a los 465 de septiembre. La tendencia inversa es especialmente palpable en Cataluña, en donde los casos no han parado de crecer de forma proporcional a la bajada experimentada en la capital.

En 40 días, las estadísticas de Sanidad han pasado de contabilizar 169 casos en esta región a registrar 748, un 342% más, con una grave consecuencia: la ocupación de sus UCIS por pacientes Covid-19 graves supera ya la peligrosa barrera del 40%. A fecha de hoy, sólo cuatro autonomías mejoran los datos de Madrid en este apartado crucial de la incidencia para comprobar la velocidad a la que se propaga el virus: Galicia, la Comunidad Valenciana, Baleares y Canarias.

Pero la capital no sólo ha mejorado en incidencia acumulada a 14 días. También lo ha hecho en incidencia a siete días, en donde ocupa la decimosexta posición. La comunidad es asimismo la octava en ocupación de camas de críticos por pacientes Covid, y la quinta en test y pruebas realizadas en proporción a su población. Es cierto que la práctica de PCR ha descendido desde septiembre, pero a medida que lo hacía se disparaban los test de antígenos, acelerando así el tiempo de los diagnósticos tanto en unas pruebas como en otras. A mayor número de pruebas rápidas, menos sobrecarga para el análisis de las PCR, con lo que la efectividad de los aislamientos aumenta.