Un caso de éxito

El milagro israelí: el 22% de la población ya ha recibido la segunda dosis

Llega al 80% en mayores de 65 años y ahora se estrenan los menores de 16

Una anciana abraza a una enfermera israelí tras recibir la vacuna contra el coronavirus en el nuevo centro de vacunaciones municipales de Tel Aviv
Una anciana abraza a una enfermera israelí tras recibir la vacuna contra el coronavirus en el nuevo centro de vacunaciones municipales de Tel AvivABIR SULTANAgencia EFE

Todos los ojos están puestos sobre Israel. El estado judío está liderando la campaña de vacunación más rápida y transparente del mundo, y la semana pasada se revelaron datos esperanzadores sobre la efectividad de las vacunas. Según cifras que trascienden de la mayor investigación global supervisada, el inmunógeno de la farmacéutica Pfizer ha demostrado un 92% de eficacia entre los pacientes de la mutua médica Macabi.

De los 163.000 afiliados que recibieron la segunda dosis de la vacuna, tan solo 31 contrajeron el virus durante los diez primeros días de inmunidad total. «Son buenísimas noticias ya que es el primer estudio realizado sobre un gran número de personas completamente vacunadas», declaró Anat Ekka Zohar, directora de análisis de datos de Macabi.

En sus ensayos clínicos, la farmacéutica Pfizer estipuló un 95% de eficiencia de su producto. Israel tiene una población de poco más de nueve millones de habitantes. De ellos, 3,4 millones ya recibieron la primera dosis, y a cerca de dos millones ya se les aplicó la segunda.

Las mejores noticias vienen, precisamente, de los mayores de 65 años. Este grupo de población fue el que inicialmente recibió la primera dosis, y actualmente se está completando ya el proceso de suministro de la segunda. Se calcula que pronto se superará el 80% de vacunados completos en esta franja edad. Todavía no hay datos sólidos al respecto, pero ya se nota una tendencia a la baja de personas mayores que requieren ingreso hospitalario.

Las estimaciones apuntan a que la protección total en el organismo empieza una semana después de aplicarse las dos tandas. «Los primeros indicios muestran una bajada de las infecciones entre quien recibió las dos inyecciones. Es un índice positivo, pero todavía no definitivo», apuntó el doctor Erez Garti del Instituto Weizmann de Ciencias. Garti mostró cautela: «Debido al cierre impuesto, la limitación de movimiento y la obligación vigente de llevar mascarilla, cuesta todavía dilucidar la influencia de la vacuna, aunque los datos sean alentadores».

Paradójicamente, el país líder en vacunaciones también está sufriendo ahora las peores consecuencias sanitarias durante la tercera ola de covid-19. Según los datos ofrecidos por el ministerio de salud israelí este viernes, en las últimas 24 horas se detectaron 7.168 nuevos casos –una tasa de un 8,8% de positivos en los test realizados–, y los enfermos de gravedad ascendieron a 1.040, 326 de ellos conectados a respiradores artificiales. Estas cifras mantienen a muchos hospitales con una presión casi inasumible, y lo peor es la creciente tasa de mortalidad. El pasado mes, bautizado como el «enero negro», se registraron más de 1.300 víctimas. Son cifras altísimas ya que desde el inicio de la pandemia murieron en Israel un total de 5.019 personas. Todas las pesquisas apuntan a que las nuevas mutaciones del virus, como la británica o sudafricana, son la causa de este repunte de víctimas mortales, y la incógnita es si las vacunas suministradas generarán anticuerpos para frenar las nuevas variaciones del coronavirus. Por ello, los especialistas que asesoran al gobierno en funciones recomendaron la pasada semana endurecer las multas y las restricciones de movimiento, y alargar al menos hasta este domingo el cierre total, que mantiene al sistema educativo y productivo paralizado hace ya tres semanas.

Pero la crisis política lastra la toma de decisiones. Con una Knesset disuelta y un gobierno en funciones enfrentado y disfuncional –ya hay convocadas cuartas elecciones en dos años para el 23 de marzo-, cada votación o propuesta de ley supone un bache añadido.

En la última bronca interna, el ministro de Defensa Benny Gantz, de Azul y Blanco, alertó a su todavía socio Benjamín Netanyahu (Likud) de que no aprobaría alargar el cierre general «si no se aplica una persecución policial igualitaria». Con ello se refería a la extendida vulneración de las limitaciones entre parte del sector judío ultraortodoxo, cuyas facciones políticas han sido un aliado político de Netanyahu durante sus 12 años consecutivos ejerciendo el poder. En el suburbio de Bnei Brak, a las afueras de Tel Aviv, se vivieron masivas batallas campales entre ultraortodoxos y policías antidisturbios, ante la extendida reticencia a cerrar las escuelas religiosas.

Además, se continuaron festejando casamientos y eventos litúrgicos masivos. Con una población que ronda el 12% del país, se calcula que el 40% de nuevos positivos por covid-19 proceden de este sector. La vacunación entre los jaredíes es baja en comparativa al resto de la población. El motivo: muchos consideran que las restricciones impuestas por la pandemia pretenden fulminar su estilo de vida religioso.

Ahora, la pregunta del millón sigue girando en torno a cuándo se logrará la inmunidad total de la población. Arnon Afek, director adjunto del hospital Shiva, explicó a LA RAZÓN que la clave del éxito está en recibir la luz verde de Pfizer para empezar a vacunar a menores de 16 años. «Hay mucha gente por debajo de esta edad en Israel, y esto supone que en el resto de la población el porcentaje de inmunización debe ser altísimo». Apuntó la urgencia de lanzar una campaña de concienciación para convencer a los escépticos que rechazan inyectarse la vacuna. Cuando esta semana se abrió la fase de vacunación para las franjas jóvenes se registró un notable descenso en las colas de las mutuas médicas.

Afek desgranó las claves que han permitido suministrar más de 4 millones de dosis en 5 semanas. «Tenemos un sistema de salud público de los más avanzados de la OCDE; un historial de situaciones de emergencia que nos permite movilizar a nuestro personal médico rápidamente; capacidades logísticas avanzadas para el almacenaje, distribución y suministro de las vacunas; y un sistema sanitario computarizado que conecta los datos de las mutuas con el sistema de salud».