Estrategia covid

Italia, primer país de la UE en producir la Sputnik V

Rusia se abre a acuerdos posteriores con España, Francia y Alemania

La vacuna está a la espera de ser autorizada por la Agencia Europea del Medicamento
La vacuna está a la espera de ser autorizada por la Agencia Europea del MedicamentoJorge Saenz

El Gobierno de Vladimir Putin y la farmacéutica suiza Adienne Pharma&Biotech han llegado a un acuerdo para fabricar 10 millones de dosis de la vacuna Sputnik V. La producción se realizará en la planta que tiene la compañía en el municipio de Caponago, en la región de Lombardía, al norte de Italia. Este país se convierte en el primer miembro de la Unión Europea (UE) en producir el medicamento ruso. El acuerdo, que fue anticipado desde Moscú, lo confirmó ayer la compañía farmacéutica y la Cámara de Comercio italorusa.

Si se respetan los tiempos, la planta comenzaría con la actividad entre junio y julio. Los 10 millones de vacunas deberían estar listos antes de finales de año. Un responsable del fondo soberano ruso Russian Direct Investment Fund (RDIF), que se encarga de las cuestiones legales de la Sputnik V, afirmó más tarde que también se realizará en instalaciones de España, Francia o Alemania, aunque no ofrecieron más detalles sobre estos últimos países. En el caso italiano, la región de Lombardía mostró ayer su «extrañeza» por el pacto comercial. En una nota, consideraron que las autoridades sólo habían «tenido conocimiento de la noticia gracias a los medios».

El contrato, por tanto, parece más fruto de la relación entre la farmacéutica suiza y el fondo ruso RDIF. Italia sería simplemente el telón de fondo en esta cuestión, lo que se podría hacer extensible al resto de países mencionados por el RDIF.

Por el momento, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) no ha autorizado la suministración de la vacuna entre los miembros de la UE. Tan sólo hace unos días la EMA comunicó que había comenzado un proceso de «revisión continua» basado en sus estándares de seguridad, eficacia o calidad. Si bien algunos como Hungría, Eslovaquia o la República Checa han actuado por su cuenta y ya están inyectando dosis de Sputnik V. También la pequeña República de San Marino, insertada en territorio italiano, que no es parte de la UE. La fabricación en territorio europeo podría elevar la presión ante las autoridades comunitarias para que validen también el medicamento ruso.

Los científicos de dicho país afirman que la eficacia de Sputnik V está «por encima del 90%». Los datos han sido publicados como un informe preliminar por la revista especializada «The Lancet», aunque para las autoridades europeas son necesarias más investigaciones.

El asunto tiene también una fuerte componente geopolítica, pues hasta ahora todas las vacunas suministradas en la UE tienen origen en el propio continente o en Estados Unidos. La eficacia de todas ellas se mueve en unos números similares, de confirmarse los datos que ofrece Moscú. Abrir la puerta a Sputnik V supone un paso crucial en las relaciones entre la UE y Rusia, a la que Bruselas lleva aplicando sanciones desde la ofensiva de Moscú en Ucrania de 2014, en una materia tan sensible como la política sanitaria.

La vacuna rusa se ha registrado y se suministra en más de 40 países. Mientras que su fabricación ha traspasado sus fronteras para extenderse por India, Brasil, China o Corea del Sur.

Italia es, probablemente, uno de los grandes países de la UE que mantiene mejores relaciones con Rusia. Sobre todo, por parte de los partidos políticos de la derecha, que en los últimos días habían pedido a su Gobierno que aprobara la suministración de Sputnik V, ante los retrasos del resto de farmacéuticas con las que la Comisión Europea ha llegado a acuerdos.

«El proceso innovador de la vacuna rusa Sputnik ayudará a poder crear nuevos puestos de trabajo y permitirá a Italia controlar el entero proceso de producción. Esto permitirá la fabricación de 10 millones de dosis antes de final de año», celebra en una nota la Cámara de Comercio italorusa. Este tipo de asociaciones filorusas están asentadas en el norte de Italia, precisamente donde tienen mayor arraigo los partidos derechistas que apoyan estas relaciones. Italia se convierte una vez más en un experimento que puede servir a la Unión Europea para ampliar esta relación o rechazarla.