Caza

Así se comporta el corzo

En abril el corzo es el protagonista de la actividad cinegética. Así actúa en el campo.

Corzo macho en primavera
Corzo macho en primaveraPixabay

Al comenzar la temporada del corzo muchos cazadores salen al campo a intentar hacerse con un ejemplar de este huidizo animal. La peculiaridad de su tamaño y su comportamiento hacen que este animal sea único dentro de la fauna cinegética española.

El corzo es un animal extendido tanto por Europa continental como en Gran Bretaña y su caza comienza en primavera siendo una pieza cuyo interés cinegético ha ido aumentando claramente en los últimos años.

El corzo vive habitualmente en pequeños grupos familiares o en solitario. Los machos suelen estar solos mientras que a las hembras se las puede ver durante la mayor parte del año acompañadas de sus crías. A veces durante el invierno se reúnen en grupos que quedan disueltos al llegar la primavera.

¿Cómo se alimenta?

El corzo es un animal que podríamos denominar exquisito a la hora de alimentarse. Es un ramoneador selectivo y su patrón alimenticio varía claramente en función de la disponibilidad y calidad de los vegetales que haya a su alcance. Busca siempre los de mayor digestibilidad, que sean abundantes en proteína y que le aporten energía. Las hiedras, las bayas, las zarzas y los brotes tiernos están entre sus favoritos. No obstante, el corzo es un animal que se ha adaptado a climas y zonas muy dispares.

Patrón de actividad

El corzo alterna periodos de actividad con periodos de reposo. Es una especie de hábitos crepusculares siendo más fácil su avistamiento al amanecer y en el ocaso mientras que durante el resto del día, en los periodos de actividad, suele estar refugiado en el bosque del que tanto gusta. Es un animal preferente forestal, aunque su extensión está haciendo que se puedan ver corzos en zonas de cultivo a las que también se adapta con éxito.

El corzo regula su existencia en base a las distintas épocas del año. Esta fuerte estacionalidad produce unas marcadas transformaciones en su comportamiento.

De marzo a junio: durante estos meses ambos sexos aprovechan la explosión vegetal de la primavera para aumentar y mejorar su alimentación. Los machos establecen sus territorios que defenderán con fiereza y los ejemplares juveniles se dispersarán. A finales de abril se empiezan a producir los partos de las corzas.

De julio a agosto: es durante el verano cuando se produce el momento álgido del celo. Las hembras emiten unas feromonas en los días previos a ser receptivas que alertan a los corzos con cuyos espacios se solapan.

De septiembre a octubre: durante el otoño los corzos aumentan su actividad alimenticia con el objetivo de afrontar la escasez del invierno volviendo a ser más detectables. Es en esta época cuando el corzo desarrolla su tan característica cuerna: tres puntas por cuerna, una anterior, otra superior y finalmente la posterior.

De noviembre a febrero: Con la llegada del frío la actividad alimenticia cae drásticamente por lo que los corzos relegan su actividad a la mitad de la habitual permaneciendo la mayor parte del tiempo en un estado de reposo. Las solanas son en esta época sus zonas preferidas para conservar la temperatura y será frecuente poder avistar a los corzos alimentándose en zonas soleadas durante las horas centrales del día en las frías jornadas invernales. Los corzos son además muy sensibles a los vientos fríos y húmedos y se guarecerán ante la lluvia. Durante el invierno.

El corzo necesita de variedad de brotes tiernos para su alimentación
El corzo necesita de variedad de brotes tiernos para su alimentaciónPixabay

En noviembre se produce el llamado desmogado o caída de la cuerna de los machos. A partir de diciembre la cuerna se encuentra en plena situación de crecimiento y aparece recubierta de terciopelo. El descorreado por su parte, varía muchísimo de unas zonas a otras de España según el clima y la propia condición del animal; en Andalucía se pueden ver corzos con la cuerna limpia en el mes de enero mientras que en zonas del norte de la península y más frías puede demorarse hasta el mes de mayo.

El comportamiento del corzo también varía con la intervención del hombre. Si un humano se acerca demasiado o lo acecha constantemente, el animal cambiará su actividad totalmente a la noche para tener mayor tranquilidad y el refugio de la oscuridad. La tan característica ladra del corzo es el sonido que provoca como señal de alarma al descubrir un peligro.

El corzo es también único en la reproducción. La corza adopta una estrategia que es única dentro de los cérvidos, la diapausa. Esto consiste en que tras la fecundación el embrión se desplaza al útero donde queda en situación suspendida y sin apenas desarrollo durante todo el otoño. Tras cinco meses de un crecimiento pequeño, al crecer los días, el embrión se implanta y comienza a crecer. Los partos se producen generalmente en el mes de mayo y suelen ser gemelares. El corzo es además una especie muy precozpudiendo alcanzar las hembras la madurez sexual a los 14 meses e incluso en el mismo año de nacimiento. La lactancia de las crías dura unos meses tiempo este en el que los corcinos permanecen ocultos entre la vegetación, a cierta distancia de la madre siendo muy difícil localizarlos. La madre enseña a las crías las mejores zonas de alimentación, cómo usar su entorno y las mejores estrategias de defensa para que cuando ya tienen un año puedan ser totalmente independientes.