Caza

Se confirma el compromiso del sector cinegético extremeño con la tórtola

Un estudio confirma que la mayoría de cotos extremeños realizan una gestión activa de hábitat para tórtolas y otras especies.

La tórtola común sigue contando con importantes poblaciones reproductoras.
La tórtola común sigue contando con importantes poblaciones reproductoras.Pixabay

El Plan Integral de Recuperación de la Tórtola Europea en Extremadura (PIRTE), puesto en marcha por la Fundación Artemisan con la colaboración de la Federación Extremeña de Caza y el apoyo de la Junta de Extremadura, ha concluido su segundo año de vida confirmando el compromiso del sector cinegético extremeño con la recuperación de la especie, que sigue contando con importantes poblaciones reproductoras en la región.

Así lo demuestra un estudio enmarcado en el proyecto, que confirma que la gran mayoría de cotos extremeños llevan a cabo una gestión activa de hábitat para tórtolas y otras especies, principalmente a través de la provisión de alimento y agua, junto con siembras para la fauna silvestre, entre otras medidas.

Durante este segundo año, PIRTE ha seguido trabajando en cotos localizados en las comarcas de Monfragüe (Cáceres) y La Siberia (Badajoz), desarrollando la idea de “unidades de gestión para la tórtola”, espacios en los que se realizan mejoras y monitorización de la especie. Se estudiaron 10 unidades de gestión, 5 en cada una de las comarcas, abarcando cotos sociales y privados.

Así, en cada área de estudio se realizaron conteos de tórtolas mediante transectos de escucha en mayo-julio, durante las 2-3 horas posteriores al amanecer, momento en el que los machos están más activos. De ello resultó una densidad estimada superior a las 10 tórtolas por cada 100 hectáreas en ambas áreas. Al igual que en el primer año del programa, se ha cazado en 6 de estas 10 unidades de gestión, quedando las 4 restantes como “reservas”.

Por otro lado, y como novedad, se ha realizado un censo de tórtolas en toda la región, utilizando la metodología específica de escuchas de machos explicada anteriormente. Pese al coronavirus, la red de voluntarios, con el apoyo de técnicos, realizó 101 itinerarios de censo en 61 cuadrículas diferentes repartidas por toda Extremadura.

En total, se recorrieron 998.8 km y se censó de manera efectiva una superficie de 199.8 km2, lo que supone el 0.5 % de la superficie de la región y un 33 % de la superficie total de las cuadrículas prospectadas. Durante la realización de los censos, se detectaron 1.154 ejemplares de tórtola en 108 contactos, detectándose más tórtolas en las cuadrículas agrícolas y forestales.

En la actualidad, uniendo los datos de 2020 y 2019, junto con años anteriores, se está desarrollando una propuesta de caza sostenible de tórtola para los cotos en Extremadura, que pasa por modular la caza a través del número de días de caza y puestos. Los resultados preliminares señalan que, en líneas generales, puede plantearse una caza sostenible ajustando en cada unidad de gestión la caza a 1-2 días y reduciendo el número de puestos.

Conocer la situación real de las poblaciones de tórtola es fundamental para su posterior gestión.
Conocer la situación real de las poblaciones de tórtola es fundamental para su posterior gestión.pxhere

Además, durante este segundo año se ha continuado con labores de comunicación entre el sector cinegético, tanto para la implementación de la normativa de reducción de capturas durante la pasada temporada, como para el fomento de buenas prácticas. Asimismo, el proyecto ha sido presentado en varios foros internacionales como ejemplo de compromiso y avance científico por parte de la Administración y el sector cinegético.

Cabe señalar que en breve se presentará una hoja de ruta para la tórtola en Extremadura, que incluye una propuesta de monitorización y caza sostenible para este año 2021, así como posibles medidas de gestión del hábitat para favorecer a la especie.

En todo caso, el futuro de la gestión y caza de la tórtola están llenos de incertidumbre, dado que desde la Unión Europea se ha propuesto una moratoria de varios años para la caza de la especie, sin ofrecer a cambio un apoyo decidido a los gestores y cazadores, sobre los que recae la responsabilidad de gestión y que son los únicos que invierten tiempo y dinero en la conservación de la especie.