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Análisis

Trombos muy peligrosos

Imagen de una partida de vacunas contra el coronavirus de Janssen
Imagen de una partida de vacunas contra el coronavirus de JanssenSzilard Koszticsak

-¿Qué características tienen los trombos que aparecen tras la vacunación?

Se trata de trombos caracterizados porque se originan en mayor medida en territorio de las venas cerebrales, y no en las arterias como suele ser más habitual, lo que hace que tengan un peor pronóstico. Son trombosis muy raras y excepcionales. Además, otra cuestión llamativa que se está viendo en estos fenómenos es que van acompañados de plaquetas bajas, pero que resultan muy potentes a la hora de juntarse y de formar trombos. Todo esto recuerda a un trastorno hematológico que se denomina la púrpura trombótica trombocitopénica, es decir, un problema hematológico agudo que se debe a un trastorno inmunológico que se ha visto relacionado de forma muy infrecuente con la ingesta de algunos fármacos, como las heparinas o antiagregantes plaquetarios.

-¿Por qué razón aparecen tras la vacunación?

Una hipotética explicación a esta rara reacción del organismo es que haya un origen inmunológico que va a producir trombosis, por un lado, pero también hemorragias por otro, sobre todo a nivel cerebral. Es decir, se trata de una reacción de nuestro sistema inmune. Según ha publicado esta semana la revista «The New England Journal of Medicine», un estudio llevado a cabo por diferentes universidades de Alemania, Canadá y Austria defiende que la vacuna puede provocar el desarrollo de anticuerpos que atacan a las proteínas que regulan la coagulación, algo que puede afrontarse mediante el uso de anticoagulantes.

-¿Y por qué ocurre con las vacunas de AstraZeneca y ahora con la de Janssen, pero no con Pfizer o Moderna?

La explicación que se baraja reside en la propia característica de estas vacunas, ya que las dos primeras son sueros diseñados a través de la tecnología de adenovirus, que se emplea para dar instrucciones a nuestras células para que fabriquen un trozo muy concreto del SARS-CoV-2 que, por sí solo, no hace daño: las puntas «S». Por su parte, las vacunas de Pfizer o Moderna están creadas bajo la fórmula del ARN mensajero. La razón de por qué los trombos son más plausibles en las primeras pasa por la hipótesis de que nuestro sistema inmune reacciona a ese adenovirus, que es el vehículo que utilizan estas vacunas para funcionar. Se trata de una explicación razonable, pero todavía hay que tener mucha precaución porque es muy pronto para esclarecerlo.

-¿Es algo preocupante?

-Sí, es algo preocupante porque en los pacientes que sufren este tipo de trombos a nivel cerebral el pronóstico muy serio, ya que, aunque las cifras que tenemos son limitadas, la mortalidad no resulta inferior al 50% y muchos de ellos fallecen como consecuencia de una hemorragia cerebral. Sin embargo, no hay que olvidar que son casos excepcionalmente raros.

-¿Qué tratamiento se realiza con quienes desarrollan trombos de este tipo?

A estos pacientes se les administra heparina y también se les da corticoides, precisamente para que aumente el número de plaquetas y con el objetivo de que éstas sean normales.

-¿Cuándo suelen aparecer?

Entre la primera y la segunda semana después de la administración de la vacuna.

-¿Hay personas más susceptibles a sufrir esos trombos?

Aparecen en gente joven, entre 30 y 50 años. En cuanto al perfil, hay tanto mujeres como hombres, aunque más féminas. Y no podemos afirmar que existan grupos de mayor riesgo por la ingesta de fármacos o patologías previas.

Carlos Macaya es jefe de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid