Cambio climático

El desierto que amenaza con comerse a España

Las organizaciones advierten de que la próxima pandemia será climática: la Península Ibérica es muy vulnerable

La desertificación amenaza al 75 por ciento del territorio español
La desertificación amenaza al 75 por ciento del territorio españolMariano Cieza MorenoEFE

Mientras la opinión pública mira a la mascarilla y a las vacaciones de verano, algunas alarmas ya llevan tiempo encendidas. Diversas organizaciones advierten de que la gran amenaza del Planeta, la próxima crisis que nos obligue a encerrarnos, emigrar o a un drástico cambio de nuestras condiciones de vida, no será vírica o bacteriana, sino climática. Y en esa debacle venidera nuestro país se encuentra en el punto de mira. La ONU ha advertido la pasada semana del riesgo de sequías en amplias zonas de la Europa meridional, mientras que la asociación ecologista WWF ha alertado de que el 75 por ciento del territorio de la Península Ibérica está en peligro de desertificación. Las Tablas de Daimiel, el ecosistema más amenazado de España, podría estar ya en una situación irreversible. El Mar Menor, por razones diferentes pero que tienen que ver con la gestión del agua, también podría haber entrado en colapso.

Los climatólogos coinciden en que, en los próximos años la duración, intensidad y frecuencia de las olas de calor en España se duplicarán en los próximos 30 años. En la mitad sur del país, podrían darse hasta cinco días al año valores superiores a los 46 grados centígrados, es decir, temperaturas dignas de Irak. El Ministerio para la Transición Ecológica, dirigido por Teresa Ribera, asegura que la combinación de factores y procesos como la aridez, la sequía, la erosión, los incendios forestales, la sobreexplotación de acuíferos está dando origen ya a la desertificación en España en paisajes que antes no lo eran. «Ya estamos viendo y padeciendo las consecuencias del cambio climático en España; las precipitaciones son cada vez más irregulares, los periodos de sequía más intensos y cada año batimos récords de temperaturas medias. Si seguimos haciendo un uso inadecuado del suelo y de los embalses, la Península Ibérica se parecerá cada vez más a un desierto», apunta Rafael Seiz, técnico de Política del Programa de Aguas de WWF.

Uno de los mecanismos para hacer frente a este problema podría arreglar otros que tiene la sociedad española. En concreto, según el Gobierno, el mayor cuidado del medio rural y el cambio de la manera en que se producen los alimentos y otros bienes de consumo podrían ser determinantes para frenar la desertificación. En España, la despoblación de provincias enteras es un proceso que se ha llevado en paralelo a la ganadería industrial y la agricultura de regadío intensivo. Las organizaciones ecologistas creen que si ese modelo se sustituye por la ganadería y agricultura ecológica de menor tamaño, podría darse un mejor cuidado de los recursos naturales y también una oportunidad para el desarrollo económico basado en el producto de calidad. El cultivo biointensivo, por ejemplo, apenas utiliza recursos externos al área de cultivo, a la vez que regenera el suelo hasta 60 veces más rápido que la propia naturaleza. El cuidado de los ríos es otro aspecto crítico: el 52% de las especies de agua dulce de la Península están en peligro crítico de extinción o vulnerables, según la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). Los contaminación de los ríos y de los acuíferos ha llegado al límite. Algo tiene que cambiar antes de que sea demasiado tarde.