Opinión
Ibra con Samuel
Marginados, o que se encuentran aislados de la sociedad y de los beneficios y oportunidades que ésta ofrece. También suelen padecer cierta fobia en algunos que se benefician de los mismos. Los que históricamente se encuentran entre los marginados son, entre otros, los pobres, los negros, los homosexuales, los extranjeros, las mujeres… Y hablando de mujeres, se ha remarcado que entre los que apalearon a Samuel, el joven gay asesinado por un grupo de canallas, había una mujer. ¡Oh, para que veamos que hay mujeres muy malas que también matan! Pero resulta que esta chica ha quedado en libertad y, además, ha contado a la policía el horror de lo sucedido. Es la novia del peor, dicen, y tal vez no sea buena. Pero, ¿por qué aquellos a los que la sociedad margina han de ser mejores que los otros? ¿Por qué se les pide serlo para redimirlos? ¿Por qué esos que ponen en acción sus malos pensamientos, ocasionando daños al diferente, exigen, además, que los dañados sean santos? ¿Desde cuándo al que está peor tratado se le puede demandar más ecuanimidad? ¡Qué solicitud contra natura!
Pese a todo, a veces entre esos marginados hay gente mejor. Porque saben de sufrimiento y de injusticia y de humillación; y saben vivir sin ventajas, poniendo en el amor el punto cardinal. A veces, entre la gente que pasa miedo por su condición y que tiene que callar, está la mejor gente. Samuel lo era, un chaval solidario al que le encantaba cuidar viejitos, hacer música, o leer la biblia a los que querían escucharla. Un chaval noble. Como Ibra, el negro que luchó por salvarle la vida sin éxito. Eso es lo que necesitamos, gente como ellos.
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