Vacunación
La vacuna anticovid, también beneficiosa para la salud mental
Un reciente estudio analiza el impacto positivo que tienen en nuestro bienestar los sueros contra el virus y sus efectos
Cuando comenzó el proceso de vacunación, tanto en España como en el resto del mundo, las redes sociales se inundaron de selfies de famosos, trabajadores de la salud, políticos y, finalmente, personas normales que compartían la imagen del celebre y celebrado momento. Al mismo tiempo, quienes se oponen a las vacunas continuaron usando las mismas plataformas para presentar argumentos e información errónea sobre la seguridad y eficacia de las vacunas. Para saber el impacto de ambas acciones, un equipo de científicos de la Universidad de Kansas ha publicado un artículo en la revista «Psychology & Health» en el que señalan que este tipo de selfies pueden ser una forma eficaz y ética de combatir la pandemia, la desinformación y compartir experiencias positivas. Y, obviamente, de reducir el bombardeo al que nos vemos sometidos por quienes creen que todo es una confabulación. Una medida que colabora con nuestra salud mental.
Pero… ¿qué ocurre una vez que volvemos a casa? Después de la vacuna y de publicar la foto de marras, ¿mejora nuestra salud mental?
Es indudable que la pandemia ha afectado varios aspectos de nuestra vida más allá de lo físico: economía, familia, vida social todo lo cual puede afectar la salud mental. Tanto quienes se contagiaron de la covid como quienes no, sufrieron consecuencias psicológicas. Varios estudios documentan niveles elevados de angustia psicológica, incluida ansiedad y pensamientos suicidas, en todo el planeta. Los estudios muestran que los problemas de sueño eran comunes durante la crisis de covid y esto se asoció con la depresión entre la población general. La angustia por la salud mental alcanzó su punto máximo en abril de 2020, pero mejoró desde entonces y en agosto había vuelto a un nivel comparable al de principios de marzo.
Varios factores contribuyeron al aumento de los problemas de salud mental durante la pandemia. Algunos estudios han sugerido que las preocupaciones económicas eran las más fuertemente asociadas con el empeoramiento de la salud mental, mientras que las inquietudes sobre su propia salud y la distancia social también estaban correlacionadas. La mejora de las condiciones económicas y el apoyo económico público, en forma de seguro de desempleo y controles de estímulo, pueden haber sido un factor en la recuperación de la salud mental desde abril de 2020. Estudiar cómo evoluciona la salud mental a medida que el país se recupera de la pandemia puede arrojar luz sobre la relación entre la salud mental y los factores estresantes relacionados con la pandemia.
Y ahora toca analizar el futuro. Un equipo de científicos de la Universidad de California del Sur, liderados por Francisco Pérez Arce, examinó los cambios a corto plazo en la angustia mental después de recibir la primera dosis de la vacuna covid.
Para ello realizaron dos veces el mismo cuestionario a más de 8.000 voluntarios. El primero de ellos se llevó a cabo en marzo de 2020, mientras que el segundo tuvo lugar un año después, en marzo de 2021. Los voluntarios debían responder preguntas vinculadas a sus expectativas sobre la vacuna, su ansiedad o no por la llegada de la misma y su intención de vacunarse. También se realizaron preguntas para evaluar el estado de la salud mental de los voluntarios, preguntas que se enmarcan dentro del Cuestionario de salud del paciente de cuatro elementos (PHQ-4).
De este modo, el equipo de Pérez Arce se centró en los efectos directos y a corto plazo que ejercía la vacunación sobre la salud mental desde los primeros meses del lanzamiento. Todo ello mediante la estimación de modelos de efectos fijos que permiten comparar el cambio a lo largo del tiempo en la salud mental de quienes recibieron una vacuna en comparación con los que no recibieron una vacuna.
Dispuestos a nuevas tareas
Los resultados mostraron que las personas que fueron vacunadas entre diciembre de 2020 y marzo de 2021 informaron una disminución en los niveles de angustia mental después de recibir la primera dosis. También señalaban estar más dispuestos a nuevas tareas, que su ánimo había mejorado y que las posibilidades de volver a cuadros de ansiedad o depresión eran lejanas.
En la medida en que aquellos que estaban más ansiosos por la covid se vacunaron, el inicio de las campañas de vacunación habría mejorado la salud mental al reducir esa ansiedad. La vacuna, como método probado de prevención, puede mejorar la calidad de vida y las perspectivas económicas, permitiendo a las personas reanudar sus actividades anteriores, volverse más activas socialmente, volver a trabajar en persona o conseguir un empleo.
El equipo de Pérez Arce también pudo observar ciertos efectos indirectos que surgían, por ejemplo, a través de la reducción del riesgo para aquellos que no están vacunados pero que pueden beneficiarse de una mayor inmunidad colectiva.
Lo interesante es que este efecto, al igual que el virus, también era contagioso, ya que quienes se habían vacunado mostraban actitudes positivas que se expandían en sus círculos sociales. Verles retomar parte de su rutina social, laboral o familia, estimulaba a otros, aún sin haber recibido la primera dosis. De este modo, recibir la primera dosis de covid resultó en mejoras significativas en la salud mental, más allá de las mejoras ya logradas desde que la angustia mental alcanzó su punto máximo en la primavera de 2020.
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