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La erupción del volcán de San Juan de La Palma en 1949, contada por el NO-DO

El Noticiario Cinematográ­fico Español tomó imágenes desde la superficie y desde el aire de esta erupción volcánica

Un río de lava tras la erupción del volcán de San Juan
Un río de lava tras la erupción del volcán de San JuanRTVE

Un 24 de junio de 1949, en torno a las 11 de la mañana, comenzó la erupción en el volcán de San Juan, también dentro del Parque Natural de Cumbre Vieja, en La Palma, a tan solo unos kilómetros al sur de donde actualmente se esta produciendo la erupción volcánica que comenzó el pasado domingo. Una densa y negra columna de humo se aupó a gran altura, dando paso a las lenguas de lava que se deslizaban ladera abajo, provocando una lluvia de cenizas que se hizo notar en diversos puntos de la isla.

El destino quiso que el volcán entrase en erupción el día de San Juan, fecha característica por sus hogueras, tras 237 años sin actividad volcánica. Nadie en la isla recordaba la erupción del volcán de El Charco, en 1712, pero durante 47 días el volcán de San Juan recordó a los palmeros la fuerza y el poder destructivo de este tipo de fenómenos naturales.

Aquel estallido provocó tres importantes conos volcánicos, el Nambroque, el Duraznero y Hoyo Negro, y numerosos terremotos que ocasionaron la destrucción de viviendas. Además, la erupción provocó explosiones freatomagmáticas (producto de la interacción del agua y el magma), su columna de piroclastos alcanzó los cinco kilómetros de altura y hubo víctimas: un desaparecido y un herido.

El Noticiario Cinematográ­fico Español de la época franquista, más conocido como NO-DO, se encargó de retransmitir lo que sucedía en La Palma. Con cámaras y recursos de la época, el ente televisivo capturó numerosas planos, tanto desde la superficie como desde el aire, para mostrar todo lo que estaba ocurriendo en la isla.

De este modo, se puede ver las imágenes en blanco y negro de las columnas de humo negro y humo blanco, producidas por la erupción y por el contacto de la lava con el mar respectivamente, de los ríos de lava, que recorrieron ladera abajo su camino hasta el mar, y de los paisajes ennegrecidos tras quedar sepultados por la lava expulsada por el volcán de San Juan.