Erupción en La Palma

La nube tóxica acecha ya al sureste peninsular

El dióxido de azufre se expande en pleno derrumbe del cono volcánico y de un mar de lava

Imagen del vacío Puerto de la playa de Tazacorte, cerca de la erupción
Imagen del vacío Puerto de la playa de Tazacorte, cerca de la erupciónNACHO DOCEREUTERS

El riesgo de la llegada de la nube tóxica del volcán de La Palma a la vertiente sureste del territorio peninsular se hace más contundente a la vista de las previsiones de Copernicus, el Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea. Los datos más recientes, en función de la actividad volcánica y del crecimiento de la nube de cenizas, con más de 5,5 kilómetros de altura, revelan una previsión de aumento gradual de dióxido de azufre (SO2) en las provincias de Alicante y Valencia, a unos 2.000 kilómetros de La Palma.

Los efectos de la nube tóxica con depósito de partículas se han dejado sentir ya en las vecinas islas de Tenerife y La Gomera, las más próximas a La Palma. Es la consecuencia directa de la columna de decenas de kilómetros surgida por efecto de la densidad en la emisión de gases, que está siendo dispersada por el viento, con la posibilidad de aumentar el área de afección actual. Solo durante los cinco primeros días de erupción, el volcán emitió entre 6.000 y 9.000 toneladas diarias de dióxido de azufre (SO2).

Dióxido de azufre en Europa
Dióxido de azufre en EuropaMiguel Roselló

El aumento de estos niveles cobra fuerza después de que en la tarde del viernes se produjera un aumento de la potencia de emisión del volcán, con dos nuevas bocas que terminaron fusionándose en una en la vertiente noroeste del cráter original, en la zona conocida como Cabeza de Vaca. Esta colada ha avanzado ya más de un kilómetro en las últimas 24 horas en la misma dirección y con el mismo curso que la primigenia, cuya cabeza principal se mantiene en el barrio de Todoque.

Los responsables del Pevolca, tras su última reunión, trasladaron que «ésta es una erupción típica de Canarias», por lo que hicieron un llamamiento a la tranquilidad de la población pese a que «se han producido (por el viernes) fenómenos de irritabilidad en la erupción», lo que «no significa que el volcán no siga los cánones habituales». Los científicos no pueden aventurarse, y así lo reconocen, a confirmar lo que los palmeros quieren escuchar, qué pasa por la evidencia cierta de la desaparición de la actividad sísmica en la comarca Este.

Derrumbe del cono

Son ya 25 millones de metros cúbicos de material piroclástico y lava los emitidos por el volcán, cifra que aumentará gradualmente a lo largo de los próximos días, y en el marco del escenario de continuidad. Eso sí, se ha confirmado el descenso en el número de terremotos registrados por el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan). Pese a la buena noticia, el director del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, advierte: «La situación actual no quiere decir que no pueda producirse una nueva actividad sísmica, que podría estar en torno a los 4 grados en la escala de Richter».

El derrumbe de parte del cono volcánico ha facilitado la salida de una «enorme colada de bloques muy grandes» y que sea más fluida en dirección al mar. La rotura del cono podría provocar en las próximas horas o días el colapso del volcán, tal y como han confirmado fuentes autorizadas del Comité Científico. «El cráter no soporta su propio peso y las deflagraciones provocan esta rotura, que puede no ser la última», detalló el director del Pevolca.

Mientras tanto, el drama social y la desesperanza continúan mientras el volcán cumple su octavo día. Los 160 vecinos evacuados de forma urgente de los barrios de Tacande y Tajuya la tarde del viernes, con apenas 15 minutos para abandonar sus casas tras la emergencia por el empeoramiento de las explosiones volcánicas, han podido regresar hoy a la zona para recoger los enseres más necesarios, custodiados por efectivos del cuerpo de bomberos y de la Unidad Militar de Emergencias. «Nos han dicho que al menos nos mantendrán fuera de casa un día más, a la espera de ver si hay seguridad suficiente. Lo único que queremos es tiempo para recoger nuestros muebles, todo lo que podamos llevarnos, pero de momento no es posible. Rezamos para que el volcán pare de una vez pero no tenemos muchas esperanzas».

Así lo relataba una de las vecinas desalojadas, que expresaba su temor ante la posibilidad cierta de pasar a formar parte de las cientos de familias que ya han visto desaparecer sus viviendas bajo la lava del volcán, enterradas ahora bajo 15 metros de magma solidificado.

El director del Pevolca ha confirmado el desalojo de los vecinos al menos durante un día más: «Tendremos que darnos 24 horas para evaluar si pueden estar seguros en sus casas», matizó Miguel Ángel Morcuende. También solicitó a los vecinos y profesionales que vayan a mover cenizas que se cubran con una mascarilla FFP2 y gafas para evitar que el material pueda generar problemas en los ojos y en los pulmones.

En este sentido, ha hecho hincapié en que la calidad del aire para la ciudadanía es buena, ha recordado que se hace un seguimiento permanente de la calidad del aire y rechazado bulos que circulan en la isla, como el que afirma que podría haber lluvia ácida. «No hay ninguna posibilidad de lluvia ácida», ha remarcado.

Seis carreteras de La Palma han sido cerradas, mientras que algo más de 15 kilómetros de la red viaria están ya destruidos y continúa la emisión de cenizas y piroclastos acompañadas ocasionalmente por explosiones de intensidad variable. El recuento de viviendas sepultadas se eleva a 420 y la destrucción del paisaje suma 190,7 hectáreas, gran parte de ellas zonas de cultivo que solo volverán a ser productivas tras un periodo geológico de varios miles de años.