Quietud mental

Leo que más del veinte por ciento de los adolescentes españoles tienen problemas de salud mental. Cifra atroz. Porque, además, en los estudios solo aparecen los que están controlados. ¿Cuántos jóvenes más andan trastornados y sin ayuda? Me parece atroz porque esos adolescentes de hasta veintitantos años, que ahora la adolescencia es mucho más larga, tendrán que vérselas en breve con la vida real. La vida del trabajo para comer y pagar los gastos de tu independencia. Y resulta que apenas hay trabajo para ellos, y el que hay es inestable y mal pagado, y la vivienda es muy cara y…

Y estas criaturas mal criadas por una generación de padres sin tiempo ni quietud mental no podrán irse de nuestras casas. Tendremos que seguir cuidando de ellos por tiempo largo o tal vez infinito. Tendremos que cuidar cuando ya necesitamos que nos cuiden.

Pero en el mundo de la inmediatez, que es el virtual en el que ellos se mueven, todo es vertiginoso y con poco esfuerzo, así que no saben que en el real todo es lento y muy esforzado. Conseguir algo cuesta saber esperar, sin cejar, sin frustrarse. Nuestros adolescentes no soportan la frustración y reaccionan con ofuscamiento ante ella. Se irritan, desafían, algunos actúan con agresividad hacia los otros y hacia sí mismos. El suicidio entre ellos es la segunda causa de mortalidad. ¿Y qué hacemos mientras? ¿Y en qué ocupan su tiempo los gobernantes? ¿Y que ha cambiado en la educación? Nada. Llegan unos y cambian el nombre, llegan después los otros y hacen lo mismo.

Pero seguimos en una educación desfasada e inútil en la que ya muchos profesores no creen. Una educación que está dominada por valores en la que la construcción del ser y el saber estar apenas existe. Donde si no eres superficial y rápido te descalifican. Desde luego, el que consigue quietud mental en este panorama o es un corcho o un héroe.