Avance

Una vacuna sin agujas y efectiva contra la covid

Con un parche produce una respuesta inmune mayor que las convencionales

Los doctores Chris McMillan y David Muller. Al fondo, Alberto Amarilla Ortiz, Naphak Modhiran y Jovin Choo
Los doctores Chris McMillan y David Muller. Al fondo, Alberto Amarilla Ortiz, Naphak Modhiran y Jovin ChooHung Vu for The University of Qu

La primera percepción parecería lógica: ¿qué cambia que sea una vacuna con o sin agujas? Al fin y al cabo es solo un segundo. Pero la realidad es que cambia. Y estas son las razones. Un equipo de científicos de la Universidad de Queensland (Australia) ha utilizado una candidata a vacuna (la Hexapro) y la ha administrado con un parche equipado con 5.000 miniagujas. Las pruebas realizadas en ratones han brindado protección contra la enfermedad provocada por el virus SARS-CoV-2.

“Cuando la vacuna Hexapro se administra mediante este aplicador –explica David Muller, líder del estudio publicado en “Science Advances”–, en lugar de una aguja produce respuestas inmunitarias mejores y más rápidas. También neutraliza múltiples variantes, incluidas las variantes del Reino Unido y Suráfrica. Y es mucho más fácil de usar que una aguja: simplemente hace clic en un aplicador en la piel y 5.000 proyecciones microscópicas administran la vacuna de manera casi imperceptible”.

El parche es más pequeño que una tarjeta de crédito y los ensayos demuestran que cuando se aplica en seco es estable durante al menos 30 días a 25º y durante una semana si la temperatura sube a 40 grados, por lo que no tiene los requisitos de cadena de frío de algunas de las opciones actuales. “La perspectiva de tener una vacuna de dosis única, que se pueda distribuir y autoadministrar fácilmente, mejoraría enormemente las capacidades de vacunación pandémica mundial”, concluye Muller.

Este avance se une al que unos días atrás llevó a cabo un equipo de nanoingenieros de la Universidad de San Diego, en California. Liderados por Nicole Steinmetz, han desarrollado candidatas a vacunas covid que no solo se administran con un parche, al igual que las antes mencionadas, sino que también pueden soportar el calor. Y esto es posible gracias a que están desarrolladas con virus de plantas o bacterias. El equipo de Steinmetz desarrolló una de las vacunas con un virus vegetal, llamado virus del mosaico del caupí, y la otra con un virus bacteriano, o bacteriófago, llamado Q beta, un virus ARN que infecta a la bacteria E.coli.

“Lo emocionante de nuestra tecnología de vacunas es que es térmicamente estable –explica Steinmetz–, por lo que podría llegar fácilmente a lugares donde instalar congeladores de temperatura ultrabaja o hacer que los camiones conduzcan con estos congeladores no es posible”. Estas vacunas también se administran mediante implantes de polímero y parches de microagujas que van liberando su carga a lo largo de un mes y permitirían a las personas autoadministrarse la vacuna.

El objetivo es brindar a las personas más opciones para recibir la vacuna y hacerla más accesible. Imaginemos que los parches de vacunas pudieran enviarse a los buzones de correo de los más vulnerables, en lugar de que abandonen sus hogares y se expongan al riesgo de nuevos contagios”, concluye Steinmetz.