Investigación

El precio de la austeridad en sanidad se mide en vidas

Una investigación realizada en el Reino Unido muestra cómo los recortes en salud y políticas sociales trae serias consecuencias

Personal sanitario del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander atiende a enfermos con coronavirus en una de las UCI-Covid del hospital cántabro el 4 de febrero de 2021
Personal sanitario del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander atiende a enfermos con coronavirus en una de las UCI-Covid del hospital cántabro el 4 de febrero de 2021Pedro Puente HoyosEFE

En España, de acuerdo con datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, el gasto sanitario casi no ha variado desde 2016 y representa un 6% del PIB. La cifra está por debajo del promedio europeo (un 9%) y si bien hay países que superan el 11% del PIB invertido en salud, como Alemania o Francia, hay otros, como Luxemburgo, Polonia o la propia Rusia, que están por debajo.

El problema con el estancamiento en la inversión en salud tiene dos caras. Primero que la población española está envejeciendo y eso incidirá en la necesidad de una mayor inversión en gastos sanitarios. Y, por otro lado, la gran disparidad que el propio Ministerio subraya en la inversión por comunidad. Murcia, Extremadura, Castilla La Mancha y Asturias invierten más del 7% en salud. El resto de comunidades están todas por encima del 5%… excepto dos: Cataluña con un 4,9% y Madrid, con un 3,7%. Cuando ambas comunidades autónomas suman casi un tercio de la población del país.

¿Cómo medir el impacto que podría tener esto en los años venideros? Es un tema muy complejo ya que España es uno de los países con mayor esperanza de vida y mejor calidad de vida en Europa, a pesar de no ser el que más invierte en salud. Pero un estudio recientemente publicado en «British Medical Journal» puede dar algunas claves. Un equipo de científicos del Programa de Investigación de Políticas del Instituto Nacional de Investigación en Salud de Reino Unido analizó el impacto de las medidas de austeridad que el país implantó desde 2010. De hecho desde aquel año se produjo una desaceleración en la mejora de la esperanza de vida en Inglaterra, coincidente con las limitaciones del gasto público en salud y atención social.

Un 1 por ciento de menos presupuesto en atención médica conlleva casi 2.500 fallecidos más

Los investigadores compararon el gasto en salud pública y en servicios sociales en Inglaterra durante el período 2013-2014, el primer año financiero en el que las autoridades locales se hicieron responsables de la salud pública.

El gasto medio de las autoridades locales en asistencia social para adultos fue de 307 libras esterlinas por persona (unos 360 euros), aunque variaba considerablemente por regiones: desde 209 libras en Barnsley a 660 libras esterlinas en Londres. Por otra parte, el gasto total en salud (€ 76.000 millones) fue aproximadamente cuatro veces mayor que el gastado en servicios sociales (€ 20.000 millones). El estudio de tendencias en el tiempo encontró que el gasto real en atención social aumentó en un 2,20% por habitante entre 2001-02 y 2009-10, pero disminuyó en un 1,57% entre 2010-11 y 2014-15.

Si esta diferencia anual (3,77%) en el gasto en asistencia social antes y después de 2010 se aplica a cada uno de los 4 años de «austeridad», entonces la brecha de gasto total atribuible a la austeridad es del 15,08%.

Con esta información se evaluó el impacto conjunto del gasto en atención social, salud pública y atención sanitaria en las muertes en Inglaterra.

En 2012, hubo 467.000 muertes en Inglaterra. El análisis sugiere que una disminución del 1% en el gasto generaría 1.569 muertes adicionales. Entonces, la «pérdida» del 15,08% en gastos de atención social entre 2010-11 y 2014-15 habrá causado 23.662 muertes adicionales, según señalan los autores.

El estudio de tendencias temporales también encontró que el gasto real en atención médica per cápita aumentó un 3,82% entre 2001-02 y 2009-10, pero solo un 0,41% entre 2010-11 y 2014-15. El análisis sugiere que una disminución del 1% en el gasto en atención médica generaría 2.484 muertes adicionales. Así que la «pérdida» del 13,64% en gasto sanitario entre 2010-11 y 2014-15, los años de austeridad, habrían causado 33.888 muertes adicionales, calculan los investigadores.

En total, los cálculos sugieren que las limitaciones en el gasto sanitario y social durante este período de «austeridad» se han asociado con 57.550 muertes más de las que se habrían esperado si el crecimiento del gasto hubiera seguido las tendencias anteriores a 2010.

Lo interesante, según señalan los autores en el estudio, es que un aumento del 1% en el presupuesto de atención médica costaría aproximadamente cuatro veces más que un aumento del 1% en el presupuesto de atención social, pero esta última inversión tendría muchos más beneficios. Esto posiblemente se deba a que la atención social tiene efectos directos e indirectos sobre las muertes, al evitar condiciones potencialmente mortales y al facilitar el acceso a otros servicios de salud, como camas de hospital.

«Las reducciones relacionadas con la austeridad se han asociado con un número mucho mayor de muertes de lo que se hubiera esperado si las tendencias de gasto anteriores a la austeridad hubieran continuado –concluyen los autores–. Las tres formas de gasto público relacionado con la salud (atención médica, políticas sociales y salud pública) salvan vidas y hay evidencia de que el gasto adicional en atención social es más del doble de productivo que el gasto adicional en salud».

De este modo se confirma lo que muchos expertos llevan años diciendo en relación con las tareas de educación, información y prevención en salud.