¿Cuándo es mejor ducharse, antes o después de dormir?

Un 42% de los españoles afirma que se ducha cada día y que lo hace durante más de 10 minutos, muy por encima del tiempo recomendado por la Organización Mundial de la Salud, mientras que sólo el 9% de los españoles dedica menos de 5 minutos a ducharse. Otro de los aspectos que dividen a la población respecto a este tema es la hora de hacerlo, antes o después de dormir. Indistintamente de la hora en que lo hagamos, el flujo continuo de agua en el cuerpo proporciona una gran cantidad de beneficios al cuerpo. El agua tibia puede reducir la tensión muscular, relajar las articulaciones, hacer que alcancemos un cierto estado de relajación y promover la circulación sanguínea. Además del calor, el flujo de agua de la ducha es una gran fuente de estimulación mecánica. Del mismo modo, tomar una ducha aumenta las endorfinas, apoya al sistema inmunológico y calman el picor de piel. Pero, aún con la gran cantidad de estudios existentes sobre esta práctica, a día de hoy, no existe evidencia científica que nos haga afirmar con rotundidad que ducharse antes de acostarnos sea mejor que hacerlo después. No obstante, para aquellos curiosos que quieran conocer los puntos que están a favor de una u otra situación, os contamos lo que sabemos sobre los beneficios de darse una ducha antes y después de irse a la cama.

Para aquellos que prefieren acostarse después de una buena ducha, deben saber que estas pueden hacer que nos quedemos dormidos más temprano y que el sueño sea de mayor calidad. “Depende mucho de las personas pero, en general, creemos que una ducha templada antes de irse a dormir, puede favorecer una temperatura corporal que facilite el inicio del sueño. Para dormir, es recomendable tener un poquito de vasodilatación periférica. Esto lo conseguimos cuando tenemos un pelín de calor o estamos a una temperatura agradable ya que tener frío dificultará que nos durmamos”, explica el Doctor Javier Puertas, vicepresidente de la Sociedad Española del Sueño (SES). Otro factor importante que nos ayudará a dormir antes y mejor, y por lo tanto tener un sueño más reparador, es no practicar ninguna actividad física intensa al menos dos horas antes de irnos a la cama, así como hacer uso de los dispositivos electrónicos lo menos posible en ese periodo.

Por otro lado, irse a duchar antes de iniciar el día también puede tener ciertas repercusiones positivas, entre las que se encuentra el despertarnos. Según explica a “El País” Juan José Ortega, Responsable de la Unidad de Sueño del Hospital General de Castellón: “El enfriamiento de las extremidades al despertar provoca vasoconstricción periférica y disminuye la inercia de sueño, esto es, el tiempo que tardamos en recuperarnos completamente de las horas de descanso. Una ducha de agua fría o templada (entre 24ºC y 30ºC) por la mañana contribuye a disminuir ese periodo de somnolencia al levantarse de la cama”.

En base a nuestra salud dermatológica, existe escasa evidencia científica que posicione a una hora del día frente a la otra. Aunque si es cierto que existen determinadas patologías cutáneas faciales, como podría ser el acné o la rosácea, en las que es fundamental lavarse la cara antes de irse a dormir. Esto se debe a los “demodex folliculorum”, minúsculos ácaros que viven en nuestros poros y folículos del pelo y que generalmente se pueden encontrar en la nariz, la frente, la mejilla, la barbilla, y en las raíces de las pestañas. También se recomienda la ducha nocturna y posterior hidratación a los pacientes con piel atópica, sobre todo en el caso de niños pequeños con mucho picor, ya que será más fácil que concilien el sueño.

Por último, respecto a nuestra salud capilar, la ciencia tampoco lo tiene claro. No hay nada que haga que sea mejor hacerlo por la noche que por la mañana, ni la acumulación de grasa ni acostarnos con el pelo ligeramente húmedo.