Mascotas
Síndrome de Noé: cuando el amor por los animales se convierte en una enfermedad
Esta patología constituye un riesgo para la salud de la persona afectada y para las mascotas
De vez en cuando escuchamos historias de personas que viven con multitud de gatos, perros y otras mascotas... En la mayoría de las ocasiones, el amor por los animales no constituye un problema, pero cuando esta realidad se convierte en algo obsesivo-compulsivo, significa que detrás hay un problema.
El exceso de amor por los animales puede llevar a una acumulación excesiva de mascotas, lo que es conocido como Síndrome de Noé. Es un trastorno similar al que sufren las personas mayores con la basura, más comúnmente reconocido como síndrome de Diógenes. en realidad son síndromes similares porque en ambos se acumulan cosas sin ningún tipo de control, sin criterio, lo que puede generar graves problemas de salud tanto para el que lo sufre como para las mascotas en el caso del síndrome de Noé o para los vecinos en el caso de Diógenes.
El síndrome de Noé, también conocido como trastorno por acumulación de animales es una alteración mental provocada por un amor por los animales mal entendido y que lleva a acumular sobre todo perros y gatos en los domicilios, en condiciones deficientes, con una alimentación pobre o escasa y sin los mínimos necesarios para el bienestar animal. En la mayoría de los casos, cuando se interviene ya es demasiado tarde porque se tiene conocimiento de ellos cuando los vecinos o los servicios sociales alertan de ello, con lo que la situación es ya bastante insostenible tanto para los animales como para el dueño y su entorno.
A pesar de lo que pueda parecer, no afecta a personas excesivamente mayores como puede pasar con Diógenes. Así, la mayoría de los casos se producen entre personas de entre 50 y 60 años que, en su mayoría viven solos o porque están solteros, viudos o separados de clase media o baja. Los domicilios suelen ser sitios bastante descuidados, sin las necesarias condiciones higiénicas básicas.
El cuadro clínico que dibujan los psiquiatras sobre las personas que sufren el síndrome de Noé, suelen padecer demencia, algún trastorno delirante, alguna adicción, trastorno de apego infantil o obsesivo-compulsivo, zoofilia o trastorno de la personalidad.
En 2016, un grupo de expertos establecieron cuatro categorías en función del perfil de cada enfermo: Acumulador abrumado, acumulador sobrecargado, acumulador cuidador compulsivo y acumulador explotador. Estas categorías no están aprobadas pero sirven de guía para saber en qué estadio está cada paciente.
¿Cuál es la línea que separa el amor por los animales del síndrome de Noé?
A veces es difícil de saberlo, pero por lo general los casos más graves cumplen una serie de patrones. Acumulan animales de manera desmesurada, compulsiva, no permiten que nadie entre en su casa, incapacidad de atender a los animales de manera que sus necesidades básicas estén cubiertas: Mala higiene, hacinamiento, cuidados veterinarios, alimentación deficiente o inexistente. En la mayoría de los casos detectados los animales ya tenían problemas de salud (física e incluso emocional) debido a las condiciones de vida en las que eran obligados a vivir. Además, otro de los elementos característicos de este trastorno es que no reconocen que tienen un problema, ya que según explican sólo están ayudando a los animales.
Cómo actuar si se detecta un caso de síndrome de Noé
en el caso de que veamos algún caso que pueda ser sospechoso de tratarse de un síndrome de Noé lo primero que debemos hacer es comunicarnos con las autoridades locales. También se puede recurrir al teléfono 112 de Emergencias, que activará el protocolo de Servicios Sociales correspondiente.
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