Geólogo

«Lo ideal sería que para Navidad ya no hubiera volcán»

Stavros Meletlidis, el geólogo que avisó de la avenida de la erupción

El vulcanólogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN) Stravos Meletlidis
El vulcanólogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN) Stravos MeletlidisElvira Urquijo A.Agencia EFE

Stavros Meletlidis es uno de los rostros más conocidos durante la crisis volcánica de La Palma. El científico de origen griego es doctor en vulcanología y miembro del Instituto Geológico Nacional. Fue uno de los primeros en vaticinar que la Cumbre Vieja sería el lugar por el que la lava vería la luz. Desde hace 55 días, Meletledis y su equipo de investigadores trabajan sin descanso en la isla estableciendo patrones, mediciones y prediciendo posibles comportamientos del volcán.

Sin embargo, el geólogo lo califica como «una ciencia impredecible» y añade que gran parte de su trabajo también supone educar a la sociedad a normalizar los comportamientos de un volcán, aunque resulte complicado de asimilar. Meletledis estuvo en El Hierro cuando un volcán submarino entró en erupción en 2011. «Hay patrones muy similares con este volcán por sorprendente que parezca», explica. Y es que comparado con un par de rocas volcánicas flotando en la superficie que resultó aquel, éste ya ha provocado 7.000 desalojos, más de 900 hectáreas afectadas además de cultivos de plátanos, viña y aguacates: el sustento de muchas familias.

«Muestra similitudes en cuanto a fases, ya que al final hablamos de volcanes típicos de Canarias. Sin embargo, mucha gente comete el error de comparar a este volcán con el del Teneguía (Tenerife) cuya duración fue de tan solo 20 días; el volcán de La Palma se asemeja más al de El Hierro por muchos más motivos y este último duró cinco meses».

Sobre las predicciones de su final, ni vulcanólogos ni científicos se atreven a dar una fecha ni final certero. «La vulcanología es una ciencia impredecible. Podemos hacer estimaciones de por donde puede salir un volcán midiendo la deformación en el terreno y la acumulación de gases bajo la corteza, pero tan pronto como estimamos una localización, la naturaleza cambia y hace lo que ella considere». Así, aunque no hay fecha prevista de finalización, en las últimas semanas se ha notado un pequeña disminución de aportes de lava así como de ceniza que expulsa el cono. Según el experto, lo ideal sería «que los palmeros no comieran turrón con el volcán estas Navidades».

Lo que sí es cierto es la organización y previsión en cuanto a las evacuaciones de la población cuando la lava se acercaba o parecía acercarse a los núcleos. «Las administraciones públicas han hecho un muy buen trabajo durante la emergencia y siguen haciéndolo, pero también la ciudadanía ha respondido de forma ejemplar», considera el geólogo.

Porque las más de 900 hectáreas de terreno sepultadas bajo las coladas de lava mantienen en vilo a los palmeros. Muchos ya buscan alternativas de vivienda en otro lado de la isla «por si las moscas», ya que el Valle de Aridane, Villa de Mazo y Fuencaliente, seguirán siendo, por norma general, la zona más nueva de la isla y, por lo tanto, el foco central del enjambre sísmico. Nada ni nadie asegura que dentro de 30, 50 o 200 años vuelva a salir otro volcán por la zona: éste ya es el noveno.

¿Es seguro construir?

Otros habitantes están empeñados en que, cuando sea posible, construirán su casa, finca o pajero justamente donde lo tenían antes de que la lava se lo llevara. ¿Hasta qué punto es esto seguro? Stavros asegura que «Canarias lleva siglos haciendo lo mismo, surge un volcán y cuando pasa el tiempo necesario la población y las administraciones vuelven a construir sobre terrenos volcánicos. Los canarios deben aprender a convivir con volcanes». Y es que, según el ING, Canarias es «una de las más interesantes del planeta». Por un claro motivo de la cercanía del archipiélago con África, y en mitad de ambos lugares se encuentra una cuenca con sedimentos de más de 10 km de espesor.

En varias entrevistas, el geólogo griego ha afirmado que este volcán es el que más ha afectado a Canarias en 400 años. Stavros puntualiza que hay que tener en cuenta el crecimiento que ha tenido la isla en los últimos años en población e infraestructura. “Si esto hubiera ocurrido hace 300 años no hubiera habido ni evacuación. Hay que entender que los riesgos que corremos como sociedad en las erupciones volcánicas tiene que ver con la ecuación entre peligro por afectación, los peligros de la colada y la ceniza van a estar siempre ahí, es la afectación que puede tener. Más gente, más infraestructura, más redes de comunicación equivale a más afectación”.

Otro malestar que se ha generado entre la población palmera que ha llevado a conjeturas y teorías conspiranoicas, han sido los cambios de los registros sismográficos en la aplicación móvil que tiene abierta al público el Instituto Geográfico Nacional. Se trata de una App en la que se registran todos los terremotos que recogen los sismógrafos de los científicos, repartidos por varios puntos de la isla, con una opción de marcar si la persona ha sentido el sismo y con qué intensidad. El IGN suele modificar la numeración del sismo con el paso de las horas llegando a poner la cifra más acertada, lo que hace variar la cifra original que es consultada en un primer momento por miles de palmeros. “Muchos creen que les estamos engañando y que si primero se registra un sismo de 4.8 y horas más tarde lo bajamos a 4.5 y cambiamos la localización a otro lugar, estamos ocultando información”, confiesa Stavros. La realidad es que los cambios de magnitud en las mediciones se producen porque la cifra original que se muestra al principio es una aproximación con una media de varios sismógrafos de las inmediaciones donde se registra el movimiento. Es luego, el equipo físico y humano del IGN el que se encarga, manualmente, de hacer los cálculos que previamente eran aproximados, para lograr una cifra exacta de la realidad”. A pesar de que la ciencia ha avanzado mucho, por el momento, no podemos obtener datos exactos de magnitudes sismográficas registradas en un primer momento. Sigue siendo el trabajo humano el que nos proporciona los datos más fiables.