La Razón Solidaria

El partido al que sigues hará que elijas perro o gato

Un estudio de la Universidad de California vincula los propietarios de perros con conservadores y gatos con liberales

Un seguidor de Trump junto a su perro durante la última campaña política en EEUU
Un seguidor de Trump junto a su perro durante la última campaña política en EEUUSCOTT AUDETTEREUTERS

El mundo de las encuestas y los sondeos políticos se ha extendido hasta las mascotas en Estados Unidos. Así, un equipo de psicólogos integrado por Chantelle Ivanski, Ronda Lo y Raymond A. Mar, de la Universidad de California, ha publicado un estudio que analiza si la posición política influye en el tipo de mascota que se posee (perro o gato).

El panorama político cada vez más polarizado en ese país ha llevado a que los liberales y conservadores sean vistos como personas antagónicas, hasta el punto en que parecen estar en desacuerdo en todos los aspectos de la vida, incluso en cosas aparentemente triviales como la elección de sus mascotas. De ahí surgió la idea de analizar si los liberales y conservadores difieren en su gusto por los gatos y los perros.

Tendencias liberales

Aunque no es la primera vez que se aborda esta cuestión, el estudio afirma que existen pocos informes revisados por pares sobre la materia, los resultados son mixtos y la mayoría examina este tema indirectamente. El informe de la Universidad de California «emplea un gran conjunto de datos de las actitudes, estudio de identidades y diferencias individuales (AIID) para examinar si la identidad política predice preferencias por gatos versus perros».

Las conclusiones del estudio indican que, si el dueño del animal es de tendencias conservadoras, lo más probable es que su mascota sea un perro. Si en cambio se es de tendencias «liberales» –que en el vocabulario político estadounidense es equivalente a «progresista»– es más probable que se tenga un gato.

Entre los datos aportados se encuentra el hecho de que en 7 de los 10 estados en los que el expresidente Donald Trump tenía más apoyo también se encontraban entre los 10 con mayor porcentaje de dueños de perros. En 8 de los 10 estados con menos amos caninos el apoyo a Trump era menor. Otras evidencias apuntan a que los estados con menor densidad de población tendieron a votar a los conservadores y a tener perro, si bien en el caso de los gatos no se encontró correlación significativa.

Dominio de superiores

El estudio también apunta a que la orientación al dominio social (SDO), la preferencia por la jerarquía y el dominio de superiores sobre los inferiores es indicativo de la preferencia por los perros, porque los perros son entrenables y sumisos por naturaleza. Relacionado con esto está el autoritarismo de derecha: una fuerte creencia en la autoridad y la necesidad de seguir el liderazgo, dado que los perros son vistos como más leales y obedientes que los gatos.

En las conclusiones se puede encontrar que la preferencia por los perros es mayor en ambas tendencias, pero un mayor sentimiento conservador predisponía a menos valoración de los gatos, y viceversa en el caso progresista, y esa tendencia se mantenía en todos los segmentos de edad, género, ingresos y origen étnico.

No obstante, el estudio arroja una conclusión positiva, y es que las mascotas pueden ayudar a unir a personas de diferentes tendencias políticas. El 64% de los encuestados indicaron que sería más probable que hablaran con una persona de un partido político diferente si la persona tuviera una mascota.