Así es el abrazo perfecto según la ciencia

Durante el último año y por culpa del confinamiento ocasionado por la pandemia del Covid-19 tuvimos que prescindir de uno de los gestos más esperados en esta crisis sanitaria, los abrazos. La imposibilidad de abrazar a todos aquellos familiares, amigos o compañeros de trabajo con los que tan solo hemos podido compartir el confinamiento a través de una pantalla de móvil u ordenador, resultó bastante complicado para la mayoría de familias y grupos de amistad. Ya que abrazar, es uno de los tipos de contacto afectivo más comunes que se encuentran en la vida cotidiana. Sin embargo, se sabe poco sobre los factores que influyen en la evaluación y el comportamiento de los abrazos. Por ello, un grupo de investigadores británicos, ha querido evaluar los diferentes tipos de abrazos y si estos pueden afectar al estado de ánimo de las personas. Además, han estudiado qué tipo de cruce de brazos es más común y si el estilo de cruce se puede predecir a partir del género, la cercanía emocional y la diferencia de altura de los implicados.

Para responder a estas cuestiones se realizaron dos estudios que fueron realizados por un equipo de científicos de la Universidad de Londres y posteriormente publicados en “Acta Psychologica”. En el primer estudio, en el que participaron 45 estudiantes universitarios, los sujetos abrazaron, con los ojos vendados, a un cómplice durante 1 segundo (seg), 5 seg o 10 seg con dos estilos de cruce de brazos diferentes e informaron lo agradable y excitante que se sentía el tacto. Además, se preguntó a los participantes sobre su estado de ánimo inmediatamente después, 3 minutos (min) después y 6 min después de cada abrazo. En el segundo estudio, se acercó a los participantes en el campus y se les pidió que compartieran un abrazo, siendo el estilo de cruzar los brazos la variable dependiente.

La diferencia de altura, el género y la cercanía emocional a la persona implicada en el abrazo se registraron como posibles predictores del estilo de cruzar los brazos. Los resultados del primer estudio indican que la duración es más importante que el estilo de cruzar los brazos para el placer y la excitación del abrazo. Los abrazos de 1 seg se califican como menos agradables que los abrazos de 5 y 10 seg. En consecuencia, los abrazos de 1 seg también resultaron en una menor autoevaluación de placer inmediatamente después, en comparación con los abrazos de 5 y 10 seg. En este aspecto, las autoevaluaciones de excitación fueron más altas inmediatamente después del abrazo que varios minutos después. En el segundo estudio, el género se relacionó con el estilo de cruzar los brazos, los abrazos de hombre a hombre exhibían un estilo diferente al de las de mujer con mujer.

¿Izquierda o derecha?

Los estudios que investigan la lateralización del abrazo también han abordado la relevancia del cruce de brazos. Dichos estudios observaron qué brazo es dominante y advirtieron un sesgo general de lateralización derecha, modulado por el género y el contexto emocional. Sin embargo, no se informó si los participantes usaron un abrazo cruzado o un abrazo cuello-cintura, y no se les preguntó a los participantes si preferían un tipo de brazo cruzado sobre el otro.

¿Cuánto debe durar?

Con respecto a la duración del abrazo, un estudio observacional informó que el abrazo promedio entre los atletas que ganan una competencia es de 3 seg. En el estudio de Floyd, realizado en 1999, la duración no pareció tener un efecto lineal en la evaluación del abrazo. Curiosamente, el abrazo de 1 seg fue el más evaluado positivamente y el más esperado, seguido del abrazo de 5 seg y luego el abrazo de 3 seg. Sin embargo, la extrapolación a este estudio es difícil porque la diferencia entre la duración de los abrazos se restringió a 2 segundos y porque los participantes vieron los abrazos en lugar de experimentar solamente el tacto.

¿Influye el género?

También se ha sugerido que el género (en abrazos del mismo género frente a diferentes géneros) y la relación entre abrazadores influyen en el acto. En el estudio de Floyd, la composición de género tuvo un efecto significativo sobre la expectativa de los abrazos. Por tanto, los abrazos entre mujeres se calificaron como más esperados que los abrazos entre hombres. Sin embargo, el género no influyó significativamente en la evaluación positiva de los abrazos. El papel del género en las preferencias y resultados de abrazar, por lo tanto, sigue siendo ambiguo y requiere más investigación. En la literatura más amplia sobre el tacto afectivo, que incluye caricias suaves, el género emergió como un predictor consistente del comportamiento y la evaluación del acto.