Viajes

El pasaporte Covid para viajar por la UE caducará a los nueve meses para incentivar el tercer pinchazo

La EMA sigue sin saber si las vacunas pierden efectividad ante la cepa Ómicron

Detalle de un certificado covid en un smartphone, en una cafetería
Detalle de un certificado covid en un smartphone, en una cafeteríaDavid Arquimbau SintesAgencia EFE

Tras contar con el beneplácito de las capitales europeas, el Ejecutivo comunitario ha aprobado este martes que el certificado covid caduque a los nueve meses, como modo de impulsar las dosis de refuerzo. Esto significa que, una vez transcurrido este lapso de tiempo, aquellos que hayan sido inmunizados con la pauta completa pero no hayan recibido el tercer pinchazo deberán someterse a restricciones como cuarentenas o PCR para poder moverse con libertad dentro del club comunitario ya que el documento dejará de ser válido. Este límite de los nueve meses (270 días) comenzará a contabilizar a partir de la fecha de la segunda inyección, salvo en el caso de los pacientes cuya pauta consistiera en un solo pinchazo.

Aunque la Agencia Europea del Medicamento (EMA por sus siglas en inglés) ha recomendado la dosis de refuerzo seis meses después para contrarrestar el declive de la inmunidad, Bruselas ha decidido otorgar tres meses más de plazo para que las autoridades públicas nacionales puedan adaptar sus respectivas campañas de vacunación.

Con este paso Bruselas quiere evitar que una nueva oleada de medidas nacionales ponga en cuestión la misma existencia de este certificado cuya máxima es facilitar los viajes dentro del territorio comunitario. Precisamente en las últimas semanas, Portugal, Irlanda, Grecia e Italia han implantado, sin consultar con el resto de los socios, la obligatoriedad de presentar una prueba PCR para todos los viajeros europeos, incluidos los vacunados, ante el temor a la variante Ómicron. En el texto de conclusiones adoptado la pasada semana por los líderes europeos se pide que cualquier medida restrictiva esté basada en “criterios objetivos y no dañe el funcionamiento del mercado interior ni obstaculice de manera desproporcionada la libre circulación entre los Estados europeos o los viajes a la UE”.

A pesar de esto, Bruselas considera que esta iniciativa ha sido un éxito, ya que desde el pasado verano se han expedido 807 millones de estos certificados y el modelo europeo se ha convertido en el estándar para el resto del mundo, ya que un total de 60 países de los cinco continentes se han unido a esta iniciativa. La propuesta se convirtió en realidad tras las presiones de países turísticos como Grecia y España, que querían incentivar los desplazamientos de cara a la pasada temporada veraniega, aunque muchos países europeos han decidido utilizar esta herramienta como un salvoconducto para que los vacunados puedan acceder a establecimientos de hostelería, cines, teatros y gimnasios, entre otros. Aunque este periodo de validez sólo está referido al uso de este certificado para viajar dentro de la UE, Bruselas recomienda que el resto de sus funciones estén alineadas con esta directriz.

Por el momento se desconoce si tras el tercer pinchazo será necesario establecer un nuevo periodo de caducidad. La nueva normativa comenzará a funcionar a partir del 1 de febrero para que los países europeos tengan el tiempo necesario para realizar los cambios tecnológicos adecuados.

Las autoridades sanitarias europeas siguen sin saber aún si las actuales vacunas pierden efectividad frente a la nueva variante, de la que tan sólo se tiene claro que resulta más transmisible que las anteriores cepas. La EMA, por el momento, sigue estudiando si será necesario desarrollar nuevas versiones de las vacunas ya existentes.

Como ha explicado este martes la directora de la agencia, Emer Cooke, “aún no hay respuesta sobre si se necesita una vacuna adaptada con una composición diferente para abordar ésta o cualquier otra variación emergente”, aunque esto también significa que “no habrá que empezar de cero con la composición de la vacuna actualizada”.

Según ha desvelado la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la ampliación de los contratos con Pfizer y Moderna se ha incluido una cláusula que obliga a los laboratorios a adaptar sus antídotos a las nuevas cepas en un plazo de 100 días. La EMA sigue sin saber si las vacunas pierden efectividad ante la cepa Ómicron.