Opinión

Cher ami Macron

Jaime Mayor Oreja, María San Gil y Ana del Pino. NEOS.

Perdone que desde NEOS nos tomemos la confianza de escribirle esta carta, pero es lo menos que podíamos hacer tras su discurso al Parlamento Europeo, con el que daba inicio la presidencia francesa en el Consejo de la Unión Europea. Sus palabras, debemos reconocerle, no nos han dejado indiferentes. Al contrario, nos han conmovido. O mejor dicho, nos han preocupado, mucho, y por varias razones.

Usted señala, y con gran razón, que la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE consagra “la abolición de la pena de muerte en toda la Unión Europea”. Pero a renglón seguido anima, por incoherencia o desconocimiento, a reconocer como un nuevo derecho fundamental la despreciable y repulsiva práctica del aborto, una acción de violencia mortal ejercida contra nuestros miembros más indefensos –los no nacidos– y contra la mujer.

Nos sorprende esta declaración de intenciones porque, mientras la Comisión Europea ha lanzado una plataforma para oír la voz de los ciudadanos abriendo un debate sobre el futuro de Europa, usted ha iniciado la presidencia francesa del Consejo con un objetivo de marcado carácter ideológico y al margen de los principios y fundamentos en los que se sustenta la UE. Esto significa, entre otras cosas, que la opinión de los europeos le importa poco o nada.

También significa añadir más tensión, aumentar la división en el seno de la Unión y estimular la guerra cultural. Porque, de salir adelante su propuesta, todos los estados miembros se verían obligados a introducir en sus legislaciones el aborto como nuevo derecho, algo que muchos países rechazan de plano. Resulta paradójico pretender la imposición en un tema como éste, cuando en otros asuntos más graves e inmediatos la UE todavía no da una respuesta unificada, como puede ser el tener una política inmigratoria, una defensa, una política energética o una política internacional común. Para usted, señor Macron, sin embargo, le debe parecer urgentísimo instaurar como derecho la muerte de un ser humano no nacido.

Le recomendamos que vuelva a leerse la Carta de los Derechos Fundamentales, eso sí, de izquierda a derecha y no al revés. Así verá que sus dos primeros artículos ya consagran la inviolabilidad de la dignidad humana y el derecho a la vida, unos principios que deberían blindarnos ante incongruencias como la que usted abandera. O más que incongruencias, aberraciones. Porque aberrante es que posean más protección jurídica las mascotas animales o los árboles, que nadie puede liquidar solo mediante la apelación unilateral a la necesidad o al deseo, que la vida de un gestante. Porque, si en lugar de un gestante, hablásemos de una persona dependiente, ni se nos pasaría por la cabeza que fuesen motivo suficiente para darle muerte la necesidad subjetiva o el deseo de su cuidador. Eso, de hecho, lo llamamos homicidio.

Una de las mayores conquistas de Europa es, precisamente, el reconocimiento de la dignidad humana y de la libertad. No le quepa la menor duda de que somos muchos los europeos que estamos dispuestos a movilizarnos para defenderlas. Desde NEOS, junto a numerosas organizaciones civiles y movimientos ciudadanos que creen en la dignidad humana desde el primer instante de la misma –tal y como nos ha demostrado la ciencia–, vamos a seguir trabajando para construir una respuesta a favor del derecho a la vida, de toda vida sin importar su etapa de desarrollo, sus capacidades o su estado de salud.

No se preocupe y esté seguro, presidente Macron, de que desde NEOS seguiremos atentos para corregir sus próximos dislates que ataquen a la defensa de la vida y la dignidad de las personas. Porque No Todo Vale / Parce que tout n’est pas égal.

À tres bientôt.