
La Palma
La erupción hizo la oscuridad sobre el Roque de los Muchachos
El Observatorio de La Palma volvió a la actividad tras 45 días en los que se perdieron datos estadísticos y los equipos corrieron peligro

La Palma tiene el tercer mejor cielo del mundo para las observaciones astronómicas seguido del de Hawai y de Chile. Durante la erupción volcánica, el Observatorio del Roque de Los Muchachos, situado al norte de la isla permaneció en un cómputo total de duración, cerca de un mes y medio inoperativo a causa de la proyección de la columna de ceniza volcánica y la aproximación de los gases al pico más alto de la isla.
Gracias al cielo de La Palma, este observatorio reúne las mejores condiciones para la investigación astronómica y, por ello, está atrayendo a algunos de los telescopios gigantes del futuro así como a la nueva generación de telescopios Cherenkov destinada al estudio del universo en rayos gamma de muy alta energía, según explica el Instituto de Astrofísica de Canarias.
Actualmente dispone del mayor telescopio óptico e infrarrojo del mundo así como de una veintena de otros telescopios e instrumentos astronómicos para distintos tipos de estudio: observaciones nocturnas, robóticas, Física solar y Astrofísica de Altas Energías. Con estos telescopios se han hecho grandes avances en el estudio del Universo, como la obtención de la visión más profunda de la galaxia más lejana o la confirmación de la existencia de los agujeros negros y de la expansión acelerada del Universo.
Adriano Ghedina trabaja desde hace 25 años en el Observatorio del Roque de Los Muchachos y es el coordinador técnico del Telescopio Nazionale Galileo (TNG), uno de los telescopios que se encarga de hacer observaciones nocturnas del cielo palmero. «Durante la erupción volcánica nuestro trabajo se ha visto afectado fundamentalmente cuando la columna de ceniza, acompañada por las intensas ráfagas de viento, distribuían la ceniza por el Roque, así como el SO2. En varias ocasiones tuvimos que ser desalojados de los observatorios por dolores de cabeza y mareos proporcionados por la presencia de gases tóxicos».
Ghedina afirma que la ceniza fue el principal impedimento en las mediciones nocturnas y puestas a punto en general del telescopio. «Hemos perdido la mitad de las noches observables. Además, las tareas de mantenimiento y limpieza se realizaban por las mañanas e incluso teniendo que acudir varios fines de semana a continuar con las limpiezas que, durante la noche, volvían a llenarse de ceniza. Los telescopios se limpiaban con sumo cuidado porque el aceite que lubrica los engranajes de los telescopios mezclados con la ceniza, formaban una masilla que podían romper o estropear los mecanismos de movimiento».
Perder la mitad de las noches de observación en uno de los observatorios astronómicos que mejores imágenes del cielo recoge se traduce en una clara pérdida de precisión en los estudios estadísticos. «La astronomía es una ciencia estadística. Si estudias planetas o estrellas o un tramo del cielo concreto, lo estudias varias veces. Cerrar el telescopio por tanto tiempo, incluso en un periodo más largo que cuando llegó la pandemia en 2020, implica que las medidas sean menos precisas y que los eventos particulares como los cometas que explotan en el cielo o pasan por esa franja de forma muy concreta, lo pierdes y, por lo tanto, el telescopio y los estudios que salen de él, pierden precisión», señala Ghedina.
En el Telescopio Nazionale Galileo se llevan a cabo de forma habitual programas de prácticamente todos los campos de investigación astronómica. Esto incluye, entre otros: el estudio de cuerpos menores en órbita alrededor del sol, como por ejemplo cometas y asteroides, con el objetivo de reconstruir la historia de la formación de nuestro Sistema Solar. La búsqueda de planetas alrededor de estrellas cercanas, con el propósito de conocer si existen otros sistemas planetarios, si son similares al nuestro y, finalmente, si puede haber otros planetas habitables «cerca de nosotros», es decir, a menos de 100 años luz de nosotros.
El estudio de los objetos más lejanos del universo pretende determinar cuándo se formaron las primeras estrellas y cómo se produjeron la mayoría de los elementos químicos (oxígeno, hierro, etcétera) cuando el universo era muy joven, es decir, tan sólo 500 millones de años después del «Big-Bang» que lo generó.
Actualmente, y con el volcán ya apagado, el equipo del Galileo y el resto del Observatorio han recuperado la normalidad en los trabajos diarios. Adriano Ghedina comenta que gracias a que ha llovido bastante gran parte de la ceniza se ha limpiado, aunque hay veces que episodios de viento fuerte levantan la ceniza de algunos depósitos y provocan que siga existiendo un poco de esta sustancia en el ambiente, pero no impide la observación nocturna en el Roque.
La Palma fue uno de los primeros lugares del mundo en crear una ley del cielo para así minimizar la contaminación. Fue la primera Reserva Starlight del mundo, una certificación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) que certifica las condiciones ideales para observación del cielo y garantiza su protección.Los cielos en la Isla Bonita son nítidos y con muy poca contaminación lumínica, por lo que los visitantes tienen la oportunidad de disfrutar de un cielo totalmente oscuro, perfecto para ver las estrellas, planetas visibles, galaxias, nebulosas y cúmulos estelares, entre otros.
Además, la isla ha sido propuesta este año 2022 para ser el lugar de celebración del V Encuentro Starlight, un evento de máxima referencia internacional en el astroturismo. La potencialidad que tiene la isla cómo convertirse en un motor del turismo de estrellas es una idea que también apoya y promueve la comunidad científica y el resto de trabajadores del Roque de Los Muchachos. «Yo llevo más de 20 años aquí y no me dejo de sorprender de las imágenes que nos deja el cielo de La Palma. Ahora mismo, tras esta erupción volcánica que acabamos de vivir y la necesidad urgente de recuperar el turismo, promover y potenciar el astroturismo en el lugar donde mejores imágenes se obtienen del cielo, me parece una idea fantástica», declara Adriano Ghedina.
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