Desapariciones

Las tres versiones que acorralan al nuevo sospechoso de Traspinedo

La Guardia Civil detecta contradicciones en el testimonio del último hombre que estuvo con Esther López

Fuentes cercanas a la investigación aseguran que los agentes encargados de averiguar el paradero de Esther López -la joven de 35 años desaparecida el pasado 12 de enero en Traspinedo (Valladolid)- estarían yendo ahora con “pies de plomo” antes de proceder a la detención del “segundo” sospechoso del caso tras el varapalo de la fallida detención del “primero”, Ramón “El Manitas”.

Ahora, todas las miras estarían puestas en Óscar, amigo de la familia (muy amigo de la hermana de Esther, hasta el punto de comer y dormir en su casa) y la última persona que vio a la joven aquella noche. Se trata del conductor del vehículo desde el que se bajó Esther y se quedó, según su versión, allí sola en mitad de la nada en plena noche.

El problema es que, según fuentes cercanas al caso, ya habría dado hasta tres versiones, sino del todo contradictorias entre sí, con diferentes matices interpretables. Después de ver el partido de fútbol en el James Dean y seguir en casa de otro amigo, continuaron la fiesta hasta que se montaron en el coche de Óscar otro amigo, Esther y él. El primer joven, Carlos, se bajó a la altura del restaurante La Maña, ya que vive muy cerca de allí. Al parecer, esa noche estaban sus hijos en casa y podrían corroborar la hora de llegada. También le habrían captado las cámaras de seguridad de la estación de servicio y parece que su coartada se sostiene con estos elementos. Luego habrían seguido el camino Óscar, al volante, y Esther, de copiloto hasta que poco después de que Carlos se bajara en La Maña, Esther también quiso bajarse del coche.

Según la primera versión de Óscar, ella se enfadó porque quería seguir de fiesta y él quería irse a casa a dormir ya. En una segunda toma de declaración, el sospechoso aseguró que se bajó en ese punto de la carretera porque alguien iba a venir a por ella. A este extremo se habrían agarrado los investigadores al principio ya que, además, muy cerca comenzaba el camino que lleva a la casa de Ramón, “El Manitas”, pequeño traficante de droga y a quien Esther podría haberle querido coger algo. Sin embargo, Óscar también habría dicho que, en realidad, Esther le habría dicho que se bajaba para ir en busca del amigo que se acababa de bajar (y que se iba a casa a dormir).

Última conexión, a las 5:40 horas

En cualquier caso, como todos estos escenarios estarían en un radio de unos 600 metros y la única antena que da cobertura al pueblo les daba señal a todos, los agentes se centran en el clonado del móvil de la desparecida para ver si, a través de algunas aplicaciones, se puede concretar más su ubicación por GPS. Al hacer lo propio con el de los sospechosos, podrían juntar los dos móviles porque ya se sabe que el de ella estuvo operativo (y creen que fue ella quien lo estuvo usando) hasta las 5:40 de la madrugada del 13 de enero. A las 5:50 ya habría recibido una llamada que no entró porque ya estaba apagado.

La Guardia Civil ya analizó el coche de este segundo sospechoso después de hacer lo propio con el de “El Manitas” y tampoco sacaron nada de interés. Pero sí hubo un detalle quizás llamativo y era la limpieza del vehículo, ya que no había ni polvo en las alfombrillas, como si lo hubiera lavado después de aquel día. No se halló nada relevante para la investigación a pesar de que Esther fue montada en el asiento del copiloto.

Un caso que se complica

El caso ya comenzó siendo complejo por dos razones: la familia primero tardó cinco días en denunciar la desaparición de Esther (ocurrió la noche del jueves y dejaron pasar el fin de semana hasta ir a denunciar el lunes) y después los agentes consideraron una desaparición de riesgo bajo. Así, cuando realmente comenzaron a buscar en serio a la joven ya había pasado más de una semana y esos primeros días son cruciales para la investigación. El responsable de la desaparición de la chica tuvo demasiados días para deshacerse de pruebas que le incriminen y más aun si descartamos ya a Ramón, “El Manitas”, con quien se “perdieron” otros seis días, ya que el juzgado que instruye la causa concedió una prórroga de tres días sumados a los tres habituales de la detención.