Iniciativa solidaria

Vivir con un mayor: cuando llevarse 60 años es un punto a favor

El programa «Convive» pone en contacto a mayores y universitarios, que viven en su casa y les ayudan y ofrecen compañía

Karin y Luisa han pasado juntas la pandemia, y han compartido muchas experiencias
Karin y Luisa han pasado juntas la pandemia, y han compartido muchas experienciasLa RazónLa Razón

Antes de conocerse hace tres años, Luisa y Karin eran dos completas extrañas. Y de un día para otro pasaron a compartir piso y experiencias de vida. Su convivencia, vista desde fuera, podría resultar «atípica». ¿Cuál es el «problema»? Que se llevan 60 años. El programa de solidaridad intergeneracional «Convive», a cargo de la ONG «Solidarios para el desarrollo», las puso en contacto para cubrir las necesidades de ambas, y el resultado ha sido un éxito rotundo. El objetivo es que personas mayores que viven solas pero se valen por sí mismas puedan tener apoyo y compañía, que encuentran en estudiantes universitarios que residen en su casa de forma gratuita, aunque eso sí, compartiendo los gastos y las tareas del día a día.

Luisa de la Torre tiene 93 años, es viuda y tiene dos hijas. No duda en afirmar que Karin, la estudiante peruana de 32 años que vive en su casa, «me ha sacado de esta pandemia tan terrible». Durante estos años de covid y confinamiento han hecho de todo: gimnasia – «tengo una tabla de ejercicios que debo hacer, ella es joven y puede hacer otras cosas, pero se ha adaptado a lo que yo hacía»–, han caminado dentro de casa dos kilómetros al día, jugado a las cartas, y también se contaban sus cosas. Ahora van juntas a conciertos y al teatro: «Hemos hecho y hacemos miles de cosas».

A su edad, Luisa reconoce que «te duele hasta el alma», pero si «estás ocupada el dolor se lleva mejor». Cuando está en casa está pendiente mientras se ducha, la ayuda a ponerse los pantalones o los calcetines «que me cuesta...», afirma. «Me echa las dos manos», explica con una amplia sonrisa.

Reconoce que sin Karin en casa en estos años «me hubiera deprimido horrores». El confinamiento las unió aún más, hacían bromas, se ayudaban en lo que podían... y cocinaban juntas. La ha enseñado recetas españolas, «y se está animando a cocinar, le gusta mucho».

Tan encantada está Luisa con la experiencia que la recomienda sin dudar. Al principio sus amigas la preguntaban si no tenía miedo, «pero yo las decía: cuando conociste a tu marido también era un extraño, ¿No? ¿Por qué lo desconocido tiene que ser malo?».

Su compañera de piso, Karin Salazar, estudia Inteligencia Artificial en la Universidad Politécnica. Para ella el programa Convive suponía un desafío por el salto generacional. «Tenía curiosidad por ver cómo sería la convivencia con una persona mayor, nos llevamos 60 años». Pero también ha sido su tabla de salvación para poder estudiar en Madrid: «El alto coste de los alquileres me desequilibraría para poder seguir con mis estudios, con este programa puedo estar más tranquila, y me da el tiempo necesario para ir a estudiar. Por las tardes estoy con ella».

Karin señala que hay muchos estereotipos respecto a las personas mayores. «Parece que a los 93 años no se puede hacer según qué cosas. Desde mi experiencia con Luisa eso no es así». El simple hecho de estar juntas cocinando «la activa, también caminar o conversar, lo hacemos a diario». Y subraya que la iniciativa parte de Luisa: «Yo la superviso, pero mantiene su autonomía, es independiente».

Esta joven ha ayudado también a que Luisa pudiera mantenerse en contacto con sus hijas durante la pandemia, con las que también tiene una buena relación, y la dejaba su móvil para que pudieran hablar mediante videollamada. Por eso está segura que cuando la convivencia acabe «mantendremos la confianza y la amistad», destaca.

Edelvina y Paola
Edelvina y PaolaLa RazónLa Razón

Otra de las parejas a las que ha unido este programa es la formada por Edelvina Merino (86 años) y Paola Ocaña (20). Paola estudia un doble grado de Filosofía y Música en la Universidad Autónoma, pero es de Guadalajara. Se enteró de la existencia de Convive en la web de la facultad en julio de 2020, cuando buscaba solucionar el desafío que suponía para ella tardar «más de dos horas en ir y otras dos en volver de clase» cada día desde Madrid, y decidió presentar la solicitud. «Pensé que no me iban a llamar», confiesa. Pero a mediados de septiembre, la llamaron para hacerla una entrevista. Pasó el proceso de selección y la hablaron de Edelvina. Fue a conocerla, se cayeron bien mutuamente y ahí empezó su experiencia.

Paola no duda: «De positivo lo veo prácticamente todo». «Irme a vivir a una residencia, un colegio mayor o alquilar un piso es inviable». Además, por su forma de ser, llevaría mal vivir con gente joven, «habría más descontrol y desconfianza». «Me gusta tener mi espacio y mis cosas, eso una persona mayor lo respeta», dice sin dudar.

La convivencia es magnífica: «Ella me enseña a mí, y yo la enseño cosas a ella. Por ejemplo lo que yo llamo «la buena vida»: comida precocinada, sopas de sobre... a cambio ella hace lo de toda la vida». «Con Edel puedo sentarme, hablar tranquilamente... Ella me cuenta sus cosas y yo las mías», señala Paola.

Edelvina, por su parte, está encantada. Tras 5 años en el programa es su tercera experiencia, y señala que las tres chicas con las que ha convivido en este tiempo son «maravillosas». «Me siento a gusto con ellas, a nuestras edades es mejor estar acompañados. Que te den las buenas noches, los buenos días... es maravilloso». Para ella la diferencia de edad no es un problema, al contrario: «Me gusta», y anima a apuntarse: «Desde el programa nos hacen un seguimiento, nos llaman, están pendientes de nosotras, y si no estamos a gusto, nos cambian y nos buscan otro estudiante», concluye.

“Los mayores llegan tarde”

En España más de 8 millones de personas mayores de 65 años viven solas. Desde el año 1995 el programa «Convive» de Solidarios para el Desarrollo trabaja junto al Ayuntamiento de Madrid, la Dirección General del Mayor y siete universidades (Complutense, Politécnica, Autónoma, Alcalá de Henares, Carlos III, Rey Juan Carlos y Pontificia Comillas) en esta iniciativa. Alfonso Fajardo, director de Solidarios para el Desarrollo, se lamenta de que los mayores «llegan tarde al programa» (la media de edad es de 86 años), y lo interesante es que esta experiencia «de ayuda mutua, de aprendizaje, de convivencia, sea antes». Tras el miedo causado por la Covid-19, buscan más mayores voluntarios. Los interesados pueden visitar la web convive@solidarios.org.es o llamar al 620550952