La nueva ESO
Un universo sin notas
Es verdad que puede ser injusto que se nos juzgue por un instante, pero, si no hubiera medidas de evaluación, el mundo sería invivible
La educación de nuestro país camina, sin retorno hacia un universo sin notas, donde los alumnos pueden pasar de curso con asignaturas suspensas e incluso colgar sus títulos en la pared sin tener aprobadas todas las materias. No sé qué se facilita con esta medida, salvo poner el listón más bajo a la propia educación y a sus protagonistas y, sobre todo, conducirles al abismo del espejismo.
La vida entera nos exige a todos, cada día, resultados. En el trabajo, en la cocina, en el amor… vivimos midiendo si esto o aquello nos ha salido mejor o peor, exponiéndolo a los otros y recibiendo recompensas a la medida de los resultados. Las audiencias de televisión, la satisfacción de los comensales (en los restaurantes o en las propias casas), las críticas de los libros, el número de entradas en las webs…La cantidad de conquistas, de besos y abrazos, de amores, de matrimonios, de trabajos, de logros en el deporte sea de manera profesional o amateur.
La vida es un continuo mirar la calificación de cuanto hacemos, para superarnos, para rendir y para, con nuestros atributos personales y características determinadas y con nuestro esfuerzo, sacarle el mayor provecho a la vida. Es verdad que puede ser injusto que se nos juzgue por un instante, pero, si no hubiera medidas de evaluación, el mundo sería invivible. La velocidad esta medida y si no se respeta, el resultado es fatal, porque puede derivar en desgracia o porque puede costarnos el carnet (¿Acabarán dándolo sin que se aprueben los tests?), la dieta y el ejercicio también, porque de ellos depende en buena parte nuestra salud… Las notas están en todos los ámbitos de la sociedad y de la convivencia. ¿Y queremos quitarlas en la educación?
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