Incendios

Una capataz del incendio de Zamora: «Son llamas de 20 metros, estamos muy lejos de controlarlo»

La sequía, el cereal, las altas temperaturas y los vientos cambiantes han convertido el fuego en incontrolable

Irene Fernández, capataz de una cuadrilla, en el incendio de Zamora
Irene Fernández, capataz de una cuadrilla, en el incendio de ZamoraLa RazónCedida

Irene Fernández tiene 59 años y lleva 27 años luchando contra las llamas. Es capataz de una cuadrilla de extinción de incendios que trabaja estos días en el incendio forestal de Losacio (Zamora) y está preocupada porque todavía lo ve muy lejos de estar controlado. La decena de miembros de su cuadrilla ya trabajó hace un mes contra el incendio de la Sierra de la Culebra, donde se calcinaron 25.000 hectáreas y, aunque suponían que el verano y el fuego no habían hecho más que comenzar, no imaginaban que en Losacio se declararía uno que ya está cerca de alcanzar las 30.000 hectáreas.

El cansancio acumulado por las jornadas maratonianas –no hay un protocolo establecido y descansan solo ratos cuando se lo pide el cuerpo– se une a la impotencia de ver que, por más que le echen horas, aquello no mejora.

«Lo que está pasando es que este año tenemos todos los factores en contra: está toda la vegetación muy seca, unido a la sequía del invierno y a las anteriores. Y eso se va acumulando. Esto, unido a unas temperaturas altísimas terribles, con dos olas de calor y vientos cambiantes, provocan que no podamos hacernos con él», explica en mitad de un descanso en la localidad de Perilla de Castro.

Lo peor: vientos cambiantes

Pero, de todos estos factores, el más peligroso una vez que ya se ha declarado el incendio forestal es el de los vientos tan fuertes y, sobre todo, cambiantes. «Es lo peor porque elaboras una estrategia y a la media hora hay que modificarla porque ha cambiado el viento y ya no vale para nada todo lo planeado. Es frustrante: ves que trabajas y trabajas para ver si lo sujetamos cuanto antes y se te va yendo de las manos».

En un fuego «normal», asegura Irene, se plantea una línea de trabajo y se puede calcular aproximadamente el tiempo en perimetrar pero no en este caso, cuando está fuera de control y, lo peor, lejos todavía de ser controlado.

Otro de los factores del rápido avance de este fuego es que, según la profesional, se ha quemado mucho cereal y eso es un combustible muy poderoso para el fuego. También ha ardido mucha encina alta, lo que ha provocado llamas de hasta 20 metros.

«Cuando las llamas son tan altas un ataque directo es inviable. Normalmente se trabaja con extintores y herramientas de remate para hacer zanjas de un metro de ancho pero cuando son llamas de estas dimensiones hay que ir con máquinas buldócer e incluso doblar las pasadas (llevan una pala de cinco metros) porque se tienen que hacer cortafuegos de hasta siete y diez metros».