Tecnología

Compañero robot

Un nuevo estudio demuestra que convivir con máquinas en el trabajo puede generar más estrés e inseguridad que trabajar con colegas humanos

En las empresas más robotizadas los empleados sentían inseguridad laboral
En las empresas más robotizadas los empleados sentían inseguridad laboralALI HAIDERAgencia EFE

Trabajar con robots da miedo. Al menos esa es la conclusión de una nueva serie de investigaciones anunciada por la American Phycological Association que pretende determinar cuáles son las emociones más comunes entre el personal humano de centros de trabajo donde las tareas se comparten con máquinas. Tener un compañero artificial al lado ¿genera más seguridad? ¿Favorece el tiempo libre y el ocio? ¿Provoca más estrés o más miedos? Según los datos de estos estudios, en la mayoría de los casos genera un aumento del descontento con el puesto de trabajo, multiplica el riesgo de síndrome de «burnout» (trabajador quemado) y suscita dudas sobre la calidad del propio trabajo.

Cada vez más empleados de carne y hueso comparten espacios con robots. En industrias como la fabricación de materiales, la electrónica y la automoción la tendencia es imparable. Según el estudio Frey and Osborne, de aquí a 2050 el 99% de las tareas de telemárketing podrían ser sustituidas por robots, el 9 4% de las de contabilidad, el 89% de los transportes, el 77% los trabajos de hostelería. Ningún sector se libra de la infiltración de máquinas autónomas en la fuerza de trabajo. Incluso el 40% de las funciones que hoy hace un juez podrían ser automatizadas en el futuro.

El efecto de esta innovación sobre el empleo empieza a ser medido. Un trabajo realizado en el Massachusetts Institute of Technology ha determinado que cada robot nuevo introducido en un área geográfica elimina seis puestos de trabajo humanos en esa misma zona. La población es cada vez más conocedora de este fenómeno, de manera que la inclusión de robots o programas de inteligencia artificial en el centro de trabajo comienza a ser percibida cada vez más como una amenaza.

El profesor de la Universidad de Singapur Kai Chi Yam ha tratado de evaluar el grado de esa amenaza percibida. En su opinión, «todavía los robots no están eliminando de manera considerable fuerza de trabajo humana en la mayoría de los sectores, el miedo a perder el trabajo es de momento más subjetivo que real». El investigador ha realizado sondeos en diferentes empresas de EE UU, Singapur, India y Taiwán y ha extraído algunas conclusiones interesantes.

Por ejemplo, la convivencia con robots industriales está relacionada con el aumento de la sensación de inseguridad y de hartazgo en el trabajo. La mayor parte de los encuestados sobrevalora la capacidad de los robots e infravalora su propio trabajo al compararlo con el de las máquinas, y el tratamiento de los medios de comunicación sobre la robotización de la industria suele ser pesimista, apocalíptico y negativo para la convivencia humano-máquina.

Uno de los experimentos consistió en una encuesta online a 118 ingenieros de la industria de la automoción en India. En ella se pedía que los participantes evaluasen el trabajo de sus compañeros artificiales y el suyo propio. En la mayoría de los casos los ingenieros puntuaron a los robots con mejores notas de las que en realidad eran merecedores y se puntuaron a sí mismos por debajo de su verdadero desempeño.

Existe una suerte de «envidia del robot» y de «baja autoestima» del humano cuando ambos conviven. El estudio reconoce que las empresas donde cohabiten individuos y máquinas deberían poner en marcha programas de reafirmación de los valores del trabajo de los humanos para evitar el sesgo de percepción que siempre se establece.

Otro de los experimentos consistió en analizar las búsquedas activas de empleo de trabajadores en áreas de EE UU donde hay una fuerte penetración de trabajo mecánico. Es decir, detectar cuántos empleados rastrean las páginas de ofertas de empleo para cambiar de empresa.

Los distritos con más cantidad de empresas robotizadas sin también los que más actividad de búsqueda experimentan. Según los autores esto indica que los trabajadores en cuyas empresas se introducen robots sienten que su empleo está en peligro. La introducción de máquinas se percibe como el primer paso hacia una reducción de mano de obra.

El tercer experimento consistió en una serie de encuestas a trabajadores padres de alumnos de la Universidad Nacional de Singapur. Los 343 encuestados se dividieron en tres grupos. A uno se les dio a leer literatura relacionada con el aumento de la robótica en la industria. A otro se les entregaron textos generales sobre robots fuera del trabajo y a un tercer grupo no se le dio material alguno. En encuestas realizadas posteriormente sobre la satisfacción en su trabajo, el primer grupo arrojó peores resultados.

Lo cierto es que, queramos o no, nos veremos enfrentados a compartir espacio de trabajo con una máquina. Desde 2018, la inversión en programas de inteligencia artificial en las empresas se ha multiplicado por tres y en algunas áreas, el desempeño del robot es objetivamente mejor que el de los humanos.

Estudios recientes han determinado que un algoritmo de diagnóstico es más eficaz a la hora de detectar melanomas a través de imágenes de la piel que los ojos de un médico humano. Además, no se cansa y su tasa de error es mucho menor. Habrá que ir acostumbrándose.