Ayunos

El auge postpandémico de los retiros espirituales

Es una práctica ancestral, pero las secuelas «mentales» del covid los ha devuelto a primera línea. «Se purga el cuerpo para sanar la mente», dice el terapeuta Javier García

Uno de los retiros de ayuno que Ayunarte realiza en Casas Benali, en la provincia de Valencia
Uno de los retiros de ayuno que Ayunarte realiza en Casas Benali, en la provincia de ValenciaLa Razón

Vaciar el cuerpo para sanar la mente. Ésta podría ser la definición más precisa de los retiros espirituales y de ayuno que proliferan en los últimos tiempos. De hecho, tras la pandemia del coronavirus, según cuentan a LA RAZÓN instructores de este tipo de terapias, las solicitudes para participar en ellas se han disparado.

La necesidad de descanso, de escucha, la angustia vital, la insatisfacción, el miedo, la soledad, los conflictos internos, las inseguridades así como el encuentro con uno mismo son los motivos que llevan a muchas personas a querer someter su cuerpo y su psique a una catarsis.

«Desde la pandemia de covid se nota que hay mucho más interés por estos retiros de ayuno y es que esta situación ha llevado a que las personas se miren más hacia dentro», explica Javier García Gaitán, director de Ayunarte, una empresa que organiza desde hace más de una década este tipo de retiros.

"La debilidad física te hace más vulnerable y aparece una mayor permeabilidad de los sentimientos», asegura Javier García Gaitán, en el centro de la imagen
"La debilidad física te hace más vulnerable y aparece una mayor permeabilidad de los sentimientos», asegura Javier García Gaitán, en el centro de la imagenLa Razón

Pero, realmente, ¿son de utilidad? ¿en qué consisten? ¿se pone en peligro la salud al someterse a un proceso tan extremo? ¿Es una moda pasajera? Visitamos el centro en Valencia donde Javier y su equipo realizan estas actividades. Y es que, lejos de ser una «secta» como critican algunos, se trata de un trabajo de campo que llevan a cabo expertos en diferentes materias tanto sanitarias como psicológicas, que acompañan a los asistentes a hacer un proceso de descanso.

De hecho, Javier García, que es miembro del IFACe (asociación de profesionales de la facilitación) y director del Centro de Liderazgo y Facilitación de Procesos Grupales de Valencia, llegó a ellos por casualidad después de toda una vida dedicándose al tenis profesional: «Era entrenador de tenis, trabajé en la academia de Ferrero y durante siete años estuve viviendo fuera de España, en Londres, El Cairo, Berlín... Pero necesitaba un cambio y comencé a estudiar sociología, me interesaban las relaciones humanas, la salud y cómo facilitar ambas».

Ahora sus retiros son de los más reputados del país. Nos lo cuenta desde Casas de Benali, en el interior de la provincia de Valencia, donde organiza sus retiros. «La gente viene porque necesita descansar y el ayuno te conduce a una experiencia de descanso físico. Durante la digestión se consume mucha energía, al prescindir de ella durante un tiempo entras en relación contigo mismo, la debilidad física te hace más vulnerable y aparece una mayor permeabilidad que nos permite ponernos en relación con los nudos internos que en la funcionalidad del día a día no se atienden», relata el experto.

Durante los retiros se realizan actividades grupales y se ofrecen zumos y caldos o agua según la modalidad de ayuno que se elija
Durante los retiros se realizan actividades grupales y se ofrecen zumos y caldos o agua según la modalidad de ayuno que se elijaLa Razón

Él organiza retiros que pueden durar desde un fin de semana hasta ocho días. Existe la posibilidad de hacerlo solo ingiriendo agua o zumos y caldos. Los asistentes, con la supervisión del equipo, eligen cuál es el ayuno más adecuado.

«Además de producirse un proceso de depuración, se regula el estado emocional. Para ello son tan importantes los espacios de encuentro como los de soledad. El proceso físico y psicológico está conectado», apostilla. El proceso se acompaña a través de espacios grupales de silencio y meditación, sesiones de «coescucha», paseos por la naturaleza y, por supuesto, el seguimiento del estado de salud de cada uno. «Antes de comenzar el retiro hago una ficha sobre el estado de salud de cada persona. Luego, durante la estancia, se toma el pulso y la tensión diariamente para comprobar que todo va bien», dice.

Conciencia corporal

Su compañera Sofía Sancho es la encargada de las sesiones de conciencia corporal que se realizan a mediodía, acompañadas de meditaciones guiadas. «Se establecen unas conexiones muy interesantes a través del ayuno, abrimos nuestra mente y nuestro corazón», apunta la terapeuta. Y aunque haya quien piense que esto puede servir como «dieta para perder kilos», nada más lejos de la realidad. «Esta no es la finalidad», sentencia.

Pero, ¿puede generar problemas en nuestro organismo la privación alimentaria? «El ayuno terapéutico es un tratamiento utilizado por muchos médicos desde la antigüedad y durante siglos se han descrito sus efectos beneficiosos. Los egipcios lo usaban para curar las enfermedades venéreas, Plutarco, filósofo griego, afirmaba que un día de ayuno era preferible a cualquier medicamento Hipócrates, el padre de la medicina, recetaba ayunar en los momentos críticos de la enfermedad», matiza el médico Arturo Vinuesa Sáenz, que apostilla que «estrellas de Hollywood y famosos de todo el mundo, se internan en clínicas privadas para someterse a esta práctica terapéutica ancestral».

Según él, después de supervisar a cientos de personas ayunando, «me atrevo a decir que es uno de los mejores tratamientos que existe para prevenir enfermedades y devolver a la persona enferma a un estado de mayor vitalidad. A menudo creemos que, cuando estamos enfermos, es mejor comer mucho para recuperarnos y casi siempre es al revés: dejar al cuerpo que utilice toda su energía para el sistema inmune y los sistemas de desintoxicación que devolverán la salud al organismo».

En principio, según cuentan los expertos, cualquier persona puede realizar estos ayunos, salvo aquellos que padecen diabetes tipo I, problemas mentales serios y en cánceres avanzados. «Un ayuno intermitente lo puede hacer cualquier persona. El de zumos de dos o tres días también, pero el hídrico de una semana ya son palabras mayores. En estos casos, es recomendable hacerlo en casas de reposo, en la naturaleza y con supervisión médica», dice el sanitario.

Lucía Soraya Sánchez, matrona y sexóloga aragonesa de 38 años, es una de las asiduas a este tipo de terapias. Cuenta a este diario que lo hace «para reconectar con mi cuerpo-mente y hacer una limpieza curativa». «Noto como el estrés se esfuma. Descanso mejor y a los días sobreviene una gran claridad mental que siempre me ayuda a tomar decisiones importantes.

Jean-Marie Lequin, de 70 años lo descubrió hace cinco años y ahora practica una semana de ayuno anual. «Dejar de comer es más fácil de lo que pensaba. El ayuno me permite descansar mi sistema digestivo y devolverle ligereza a mi cuerpo», confiesa. Para él, estos retiros son «una forma de no distraerse con lo accesorio. Paradójicamente, aunque el cuerpo esté un poco más débil de lo habitual, accedemos a una energía interior muy potente que permite una verdadera introspección. Mi semana de ayuno es el momento de poner las cosas en el lugar que les corresponde», reconoce.

Antes de concluir nuestra conversación, Javier García reconoce que hay quienes al principio del proceso sienten miedo, «pero esto es bueno porque implica prudencia y respeto por uno mismo». Y aunque, es un proceso profundo de desintoxicación, asevera que sus resultados sorprenden a todos los que lo prueban. ¿Se atreverían?

Los 40 días de ayuno de Jesucristo

Según el doctor Vinuesa, a un nivel más espiritual, diferentes tradiciones han practicado el ayuno hídrico para que «el alma se fusione con la esencia divina». Así, por ejemplo, los Cristianos lo utilizan en cuaresma, «Jesucristo ayunó 40 días y 40 noches y la Biblia hace referencia al ayuno en 78 ocasiones», añade. Los síntomas que aparecen a lo largo del proceso purgativo, suelen ser una mayor sudoración, más ganas de ir al baño, mal aliento, molestias digestivas o dolores de cabeza o musculares, «pero todo son procesos homeostáticos metabólicos que el cuerpo necesita generar para depurarse, y tener mayor fuerza vital», reconoce el sanitario.