Estudio
Los intentos de suicidio en menores se multiplican por 25 en la última década
El 64% de los casos atendidos por la Fundación ANAR se ha concentrado en los últimos tres años
El número de casos de conducta suicida en niños y adolescentes en España ha experimentado un crecimiento muy significativo en la década de 2012 a 2022 (1.921,3%), aunque destaca especialmente el incremento producido en el periodo post-Covid, entre 2020 y 2022 (con una subida del 128%).
Así lo indica el Estudio sobre Conducta Suicida y Salud Mental en la Infancia y la Adolescencia en España (2012-2022), realizado por la Fundación ANAR, que señala asimismo que los casos atendidos en este organismo por ideas suicidas durante estos diez años se han multiplicado por 23,7 y los intentos de suicidio por 25,9.
La situación de crisis sanitaria producida por la pandemia ha supuesto una ampliación de los riesgos psicosociales (aislamiento, maltrato intrafamiliar, hacinamiento, abuso de las tecnologías, barreras asistenciales a la salud mental, pobreza…) que influyen en las conductas suicidas de niños, niñas o adolescentes, según señala el documento.
El estudio sociológico, realizado a partir de los 9.637 casos en que ha intervenido la Fundación y las casi 600.000 peticiones de ayuda recibidas, recoge y analiza en profundidad la conducta suicida en los menores de edad atendidos a través del Teléfono y el Chat ANAR a lo largo de una década.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2020 en España se produjeron 314 suicidios de menores. Aunque durante la realización del presente estudio el INE no había publicado aún los casos referidos a 2021, la Fundación ANAR atendió, solo ese año, a 748 menores que en el momento de la llamada estaban intentando terminar con su vida.
Como explica Benjamín Ballesteros, director de Programas de la Fundación, «las estadísticas de suicidio de menores de edad serían aún más escalofriantes en España si ANAR no hubiese salvado a esos casi 750 niños, niñas y adolescentes y a los 1.961 más que atendimos desde nuestras Líneas de Ayuda cuando ya estaban planificando su suicidio».
A lo largo de estos diez años, la institución ha ayudado a 9.637 niños y niñas que expresaron conductas suicidas, ya fueran ideas o intentos de suicidio. De ellos, 3.097 se pusieron en contacto cuando ya habían iniciado el intento de suicidio. El 63,8% de estos casos atendidos se ha concentrado en los últimos tres años, coincidiendo con la pandemia por coronavirus.
No existe una motivación objetiva para el suicidio, pero sí problemas asociados que el menor de edad no sabe cómo resolver. La violencia contra el/la menor de edad (60,9%) y la salud mental (27,4%) son los problemas más destacados asociados a la conducta suicida, con un incremento de la incidencia de estos últimos en el periodo 2019-2022, pasando del 17,9% en 2019 al 34,5% en 2022, y se sigue manteniendo en la actualidad.
Entre todas las violencias, las más frecuentes son el acoso, el ciberbullying y otras dificultades en el ámbito escolar (21,4%), maltrato físico (14,7%), maltrato psicológico (10,4%), agresión sexual (7,2%) y violencia de género (3%).
Por su parte, en salud mental se pueden destacar tres grandes problemas asociados a la conducta suicida: las autolesiones (13,7%), los problemas psicológicos (8,7%) –entre los que destacan tristeza/depresión, ansiedad y trastornos de la alimentación– y los problemas de conducta (4,4%).
Lo peor de estas cifras radica en el hecho de que sólo el 44% de los niños, niñas o adolescentes con conducta suicida ha recibido tratamiento psicológico, según ANAR.
En el estudio se identificaron cinco perfiles de menores que presentaban conducta suicida, siendo el más abundante el de mujer adolescente, de entre 13 y 17 años (media de 15), de familia migrante, que cuando se puso en contacto con ANAR ya había iniciado el intento de suicidio y que presenta bajo rendimiento escolar. Sufre problemas de salud mental, principalmente autolesiones, tiene antecedentes de fuga y ha sido víctima de agresión sexual.
Los menores de 12 años exponen como motivación el acoso escolar que sufren, y su rendimiento escolar es alto.
Por su parte, tener menos de 10 años, padecer alguna discapacidad, provenir de familias migrantes o formar parte del colectivo LGTBIQ aumenta el riesgo de intento o ideación suicida por encontrarse los menores de edad más expuestos a discriminaciones y exclusiones.
Del estudio se desprende asimismo que la tecnología (servicios de mensajería, redes sociales o videojuegos) está implicada en el 45,7% de los casos con ideación o intento de suicidio.
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