Opinión

Escenarios bélicos

Con rostro preocupado y voz grave, el Papa se refirió al drama del hambre acrecentado a raíz de la guerra de Ucrania

A la guerra en Ucrania, como es lógico, ha reservado Francisco sus primeras y más graves palabras en su mensaje navideño “urbi et orbi”. Pero no ha sido el único país citado. La lista es larga: Siria, Tierra Santa, Oriente Medio, Líbano, Yemen, Myanmar, Irán, la región africana del Sahel, Haití, Afganistán y los países del Cuerno de África. Es la que ha definido una “grave carestía de paz”.

Del pueblo ucraniano Bergoglio, cuando se cumplen diez meses de su brutal invasión por las tropas rusas, ha lamentado que pase esta Navidad “en la oscuridad, a la intemperie o lejos de sus hogares”. En su diagnóstico en vez de negociar “se prefiere escuchar otras razones dictadas por las lógicas del mundo” como son la venta de armas, los intereses geopolíticos, el orgullo nacionalista.

En otro apartado de su alocución, que el Papa pronunció con un rostro preocupado y voz grave, se refirió al drama del hambre. “Pensemos – dijo -en las personas que sufren hambre, sobre todo los niños, mientras cada día se desperdician grandes cantidades de alimentos y se derrochan bienes a cambio de armas”. Mostró su preocupación por el hecho de que “la comida misma se usa como arma impidiendo su distribución a los pueblos que ya la están sufriendo”.

En su alegato el Santo Padre recordó que el mundo está enfermo de indiferencia porque se olvida de los emigrantes y los refugiados, los marginados, las personas solas, los huérfanos, los ancianos y los presos “que miramos sólo por sus errores y no como seres humanos”.

Un mensaje navideño, pues, que se opone a la publicidad que rodea las celebraciones de estos días que sólo parecen dominados por el consumismo, el engañoso reclamo de una felicidad superficial que ignora la triste condición de tantos hermanos y hermanas nuestras que carecen de lo elemental para sobrevivir con dignidad y decoro.