Los dos Papas

Francisco: «Solo Dios conoce sus sacrificios por la Iglesia»

El Papa elogia a su predecesor en el Te Deum de Nochevieja, la Misa de Año Nuevo y el Ángelus

Ambos en junio de 2017
Ambos en junio de 2017larazonAgencia AP

Francisco cerró 2022 y arrancó 2023 con su pensamiento y sus plegarias puestos en Benedicto XVI. Así lo verbalizó en el transcurso del rezo del ángelus con motivo del Año Nuevo en el marco de la festividad de Santa María Madre de Dios. «En estas horas invocamos su intercesión en particular por el Papa emérito Benedicto XVI, que ayer por la mañana partió de este mundo», expresó el pontífice desde su estudio en los palacios apostólicos, en una Plaza de San Pedro con miles de fieles, que quisieron acercarse a compartir su oración por el pontífice fallecido. A la vez, señaló que «nos unimos todos, con un solo corazón y una sola alma, para dar gracias a Dios por el don de este fiel servidor del Evangelio y de la Iglesia». De inmediato, esta reflexión del pontífice argentino fue correspondida con una ovación por quienes le seguían atentamente a pie de adoquín en una mañana soleada que invitaba a estar en el epicentro del catolicismo.

Ya en la tarde del sábado Francisco elogió la figura de su predecesor, en un 31 de diciembre que empañó la celebración en la basílica de San Pedro de las vísperas y el Te Deum de acción de gracias por el 2022. Fue en el marco de esta ceremonia en el que se pudieron escuchar las primeras palabras del Papa sobre Joseph Ratzinger, cuando apenas se habían cumplido ocho horas de su muerte en el monasterio Mater Ecclesiae. «Nuestro pensamiento se dirige espontáneamente al queridísimo Papa emérito Benedicto XVI, que nos dejó esta mañana», comenzó diciendo el actual Obispo de Roma, que expuso cómo «con emoción recordamos su persona tan noble, tan bondadosa». A renglón seguido, el actual sucesor de Pedro reconoció, amén de la tristeza por la pérdida, que «sentimos tanta gratitud en el corazón: gratitud a Dios por haberlo dado a la Iglesia y al mundo; gratitud a él, por todo el bien que ha hecho, y sobre todo, por su testimonio de fe y oración, especialmente en estos últimos años de su vida retirada». Además, Francisco enfatizó durante la homilía cómo «sólo Dios conoce el valor y la fuerza de su intercesión, de sus sacrificios ofrecidos por el bien de la Iglesia».

Junto a esta reflexión sobre el pontífice alemán, Francisco también hizo un llamamiento a «tejer una humanidad nueva, libre, reconciliada». A partir de ahí defendió la bondad como «un factor importante en la cultura del diálogo, y el diálogo es indispensable para vivir en paz, como hermanos y hermanas que no siempre se llevan bien –es normal– pero que, sin embargo, se hablan, se escuchan y tratan de entender y llegar a la reunión».

También en la Misa de Año Nuevo Francisco encomendó a María este momento de paso a la Casa del Padre al «querido Papa emérito Benedicto XVI». Todos los presentes se unieron a la plegaria por él en la última de las intenciones de la oración de fieles.

Tres referencias en apenas unas horas que reflejan una cercanía entre ambos pastores que se ha manifestado a lo largo de estos diez años de retiro elegido por Benedicto XVI en los que Francisco no ha dudado en elogiarle una y otra vez. Su alocución más reciente tuvo lugar el 1 de diciembre, cuando el Papa argentino presidió la entrega de premios de la Fundación Joseph Ratzinger, que recayeron en el jesuita Michel Fédou y al judío Joseph Halevi Horowitz Weiler. «No me faltan encuentros personales, fraternos y afectuosos con el Papa emérito», compartió Jorge Mario Bergoglio, a los asistentes, a quienes evidenció cómo sus «ojos contemplativos» hablan de «su acompañamiento en la oración por toda la Iglesia».

«Es importante para reafirmar que la contribución de su obra teológica y, en general, de su pensamiento, sigue siendo fecunda y operativa», defendió Francisco, en una alocución en la que quiso visibilizar la continuidad de ambos papados, así como su respaldo inequívoco a las reformas propiciadas por el Concilio Vaticano II, del que se cumplen precisamente ahora 60 años de su apertura. «Benedicto XVI participó personalmente en ella como experto y tuvo un papel importante en la génesis de algunos documentos; y luego fue llamado a liderar la comunidad eclesial en su aplicación, tanto al lado de San Juan Pablo II como en calidad de Pastor de la Iglesia universal», rememoró Francisco, que se detuvo en elogiar sus aportaciones teológicas: «Nos ha ayudado a leer en profundidad los documentos conciliares, proponiendo una ‘hermenéutica de la reforma y la continuidad’».

El propio Papa, emérito en uno de sus últimos documentos escritos, se alineaba sin fisuras con las propuestas conciliares. Fue en un texto enviado en octubre a la Universidad Franciscana de Steubenville. Aunque el Vaticano II generó «muchas dudas», resultó ser «no sólo útil, sino necesario». «Está emergiendo lentamente su fuerza positiva», sentenció.