Hogar
El producto cotidiano que debes echar en el váter por la noche... para que esté limpio por la mañana
No siempre es necesario gastarse el dinero en comprar químicos específicos para la limpieza. A veces es posible solucionar el problema con productos comunes
El cuarto de baño es una de las habitaciones más problemáticas a la hora de limpiar la casa. Esto se debe en gran medida al enorme reto que supone limpiar el retrete y contrarrestar los efectos de la humedad, los gérmenes, las bacterias y el moho que habitan en este espacio. En las baldas de los supermercados hay muchos productos específicamente formulados para acometer esta faena. Sin embargo, pueden no ser tan efectivos como prometen sus anunciantes.
Además, elegir el producto adecuado entre las miles de opciones que oferta el mercado puede ser realmente complicado. La buena noticia es que no siempre es necesario gastarse el dinero en comprar productos químicos específicos. A veces podemos echar mano a productos comunes que ya tenemos en nuestro hogar para solucionar estos problemas. En este caso concreto, el producto que podría sacarnos del aprieto es la sal.
Una solución eficaz para el retrete
La falta de limpieza en el inodoro podría suponer un peligro para nuestra salud y la de nuestra familia. Por eso los expertos recomiendan que una vez cada semana invirtamos unos minutos en limpiarlo. Hay algunos métodos más tediosos que otros. Sin embargo, pocos son tan sencillos y tan efectivos como este:
Con un puñadito de sal y otro de bicarbonato podremos hacer una mezcla capaz de acabar con las bacterias y los gérmenes del retrete de una vez por todas. En cuanto a las proporciones, será suficiente con que mezclemos unos 250 gramos de cada uno de estos productos en un bol y que lo vertamos en la taza.
Lo mejor es hacerlo por la noche para que la combinación de sal y bicarbonato sódico pueda disolver la cal y eliminar cualquier bacteria. Por la mañana frotaremos la cerámica con la escobilla y retiraremos los restos de suciedad y de nuestra fórmula mágica con un poco de agua hirviendo que hayamos puesto previamente en el fuego. En un abrir y cerrar de ojos podrás notar como el retrete ha quedado mucho más limpio.
Un truco que podría mejorar el resultado todavía más es añadir a nuestra “mezcla milagrosa” un chorrito de algún aceite esencial, como por ejemplo de lavanda, menta o cítricos; que tienen un aroma que siempre funciona en los cuartos de baño. Con unas gotitas será suficiente para que el retrete desprenda un olor ameno y lo suficientemente fuerte como para conquistar el cuarto de baño durante unos días.
Desinfectar la taza y el exterior del retrete es bastante sencillo. Bastará con pasar un trapo o una bayeta impregnada en lejía. Aunque si existe alguna mancha especialmente difícil, puedes recurrir también al amoniaco. Para aplicarlo diluye un tapón en agua y rocía la mezcla con un aerosol. Por último, frota de nuevo con una bayeta o con un trapo húmedo.
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