Vaticano

«Benedicto XVI no estaba amargado por mí. Son cuentos chinos»

En el vuelo de vuelta de África, el Papa dice que «se instrumentalizó» a Ratzinger

Francisco retoma este lunes su agenda romana tras seis días de gira por República Democrática del Congo y Sudán del Sur que cerró con una misa en este último país a la que asistieron más de 70.000 peregrinos y en la que volvió a exigir que se depongan «las armas del odio y de la venganza para empuñar la oración y la caridad». Cumpliendo con la más que tradición en sus diez años de pontificado, en el vuelo de regreso se sometió a un «tercer grado» por parte de los periodistas, donde fue preguntado por cuestiones que fueron más allá de su periplo africano.

Entre los temas que se pusieron sobre la mesa, su relación con Benedicto XVI, cuestionada tras su fallecimiento por su propio secretario personal, Georg Gänswein. «Algunas de las historias que se cuentan, de que Benedicto estaba amargado por lo que hizo el nuevo Papa, son cuentos chinos», zanjó Jorge Mario Bergoglio micrófono en mano. «De hecho, le consulté para tomar algunas decisiones. Y estuvo de acuerdo. Estaba de acuerdo», aseveró, defendiendo además que durante los diez años de retiro del Papa emérito habló con él «de todo», «incluso para cambiar de opinión». «Siempre estaba a mi lado, apoyándome, y si tenía alguna dificultad, me lo decía y hablábamos», expuso Jorge Mario Bergoglio que remarcó: «No hubo problemas».

A partir de ahí, incluso desveló un episodio de alguien «que se cree un gran teólogo», que maniobró para enfrentarles y que no lo consiguió por la pericia de Benedicto XVI. Con todo esto, Francisco sentenció que «la muerte de Benedicto ha sido instrumentalizada por personas que quieren llevar agua a su propio molino». «Y los que instrumentalizan a una persona tan buena, tan piadosa, casi diría un santo padre de la Iglesia, diría que son gente sin ética, son gente de partido no de la Iglesia...», dejó caer.

Durante su cita con los comunicadores, Francisco compartió que estaría dispuesto a ejercer de mediador para posibilitar un encuentro entre Vladímir Putin y Volodímir Zelenski para acabar con la guerra en Ucrania: «Estoy abierto a reunirme con ambos presidentes». Es más, desveló que «el segundo día de la guerra fui a la embajada rusa a decir que quería ir a Moscú a hablar con Putin, siempre que hubiera una pequeña ventana para negociar». «Entonces, el ministro Lavrov respondió que lo valoraba, pero que ‘lo veríamos más adelante’. Ese gesto fue algo que pensé, que ‘lo estoy haciendo por Putin’», detalló sobre ese plan frustrado. «Si no fui a Kiev es porque en aquel momento no era posible ir a Moscú», añadió.

Al hilo del contexto bélico actual, afirmó que «el mundo entero está en guerra, y en autodestrucción». «Detengámonos a tiempo, porque una bomba te pide otra más grande y en la escalada no sabes dónde acabarás», advirtió.

En el marco de la conversación, Francisco volvió a verbalizar un alegato en favor de la igualdad, al estilo del que dejó ante congoleños y sudsudaneses: «Volvamos a la fuerza de la mujer, hay que tomarla en serio y no utilizarla como anuncio de maquillaje: por favor, esto es un insulto a la mujer, ¡la mujer está para cosas mayores!».

Preguntado por el colectivo LGTBI+, incidió en que «la criminalización de la homosexualidad es una cuestión que no debe dejarse pasar». «Creo que el Catecismo de la Iglesia Católica dice: no deben ser marginados. Está claro».