Salud

500 millones de vidas, en peligro por el rechazo a las alternativas al cigarrillo

Expertos reclaman a la OMS que introduzca la reducción del daño en sus recomendaciones para luchar contra el tabaquismo. La cifra de fumadores apenas ha variado en los últimos 20 años

Imagen de archivo de un hombre fumando
Imagen de archivo de un hombre fumando Agencia EFE

El tabaquismo causa más de ocho millones de muertes al año en todo el mundo. Teniendo en cuenta que actualmente hay más de 1.000 millones de fumadores a nivel global –una cifra que se mantiene inmóvil desde inicios de siglo–, la mitad de ellos morirán si no abandonan este hábito, advierten expertos en tabaquismo. Los números son claros y evidencian que las actuales estrategias para luchar contra el cigarrillo, centradas en la prohibición, apenas están consiguiendo salvar vidas. Pese a ello, e ignorando la evidencia científica, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se niega a incorporar las estrategias de reducción del daño por tabaquismo en las recomendaciones del Convenio Marco del Control del Tabaco, firmado por 177 países y que cumple 20 años desde su aprobación. Según los expertos que participaron en un debate organizado por el proyecto editorial y «think tank» italiano Formiche, esta decisión dogmática pone en peligro la vida de los fumadores que se niegan a dejarlo o que tienen serias dificultades para hacerlo.

Una abundante literatura científica avala que los productos de nicotina libres de humo como el cigarrillo electrónico, los dispositivos de calentamiento de tabaco, las bolsitas de nicotina o el snus (producto sueco de tabaco sin humo en formato húmedo y pasteurizado que administra nicotina a través de las encías) reducen la exposición a sustancias tóxicas hasta en un 95%. Aunque está probado que la nicotina es adictiva pero es el humo lo que mata, la OMS no hace distinción entre los cigarrillos tradicionales y estas alternativas pese a su menor daño, lo que, según los expertos, está dañando gravemente la salud pública y lo seguirá haciendo, después de que la décima Conferencia de las Partes (COP10) del Convenio Marco para el Control del Tabaco, que debía haberse celebrado el mes pasado, haya sido aplazada, al menos, un año.

Mientras que los países que siguen las directrices de la OMS se quedan atrás en la lucha contra el tabaquismo, las naciones con posturas disidentes están cosechando grandes avances. El caso más emblemático es el de Suecia, que se ha coronado como el primer país del mundo libre de humo, al alcanzar una tasa de tabaquismo inferior al 5% de la población, frente al 23% de media que registra la UE. Este hito lo ha conseguido 17 años antes que el objetivo marcado por la Unión Europea, gracias a la implantación de estrategias de reducción del daño y a la popularización del snus, defendió durante el debate el Dr. Anders Milton, presidente de la Comisión del Snus de Suecia.

Reino Unido también se ha convertido en un referente internacional en reducción del daño por tabaquismo tras incentivar a los fumadores a usar alternativas libres de humo como los vapeadores. Saliéndose del camino marcado por la OMS, la tasa de tabaquismo en Reino Unido cayó al 13,3% en 2021, el porcentaje más bajo de fumadores desde que comenzaron los registros en 2011. Por su parte, Nueva Zelanda, que se ha fijado como objetivo ser un país libre de humo en 2025, ha combinado las medidas prohibicionistas con las estrategias de reducción del daño, consiguiendo que la prevalencia del tabaquismo haya pasado del 16% en 2014 al 9,4% en 2021, según recoge el informe «Convenio Marco para el Control del Tabaco: Desafíos y Perspectivas para la OMS» elaborado por Fomiche y un amplio equipo de científicos.

El informe reprocha a la OMS que descarte la reducción del daño como política de salud pública que podría prevenir millones de muertes relacionadas con el tabaquismo. En este sentido, David Sweanor, profesor y presidente del Consejo Asesor del Centro de Derecho de la Salud Política y Ética de la Universidad de Ottawa, sostiene que las directrices de la OMS se han convertido en dogmas y están socavando su credibilidad como adalid de la salud pública. Asimismo, advierte de que aquellos que perpetúan la epidemia de los cigarrillos oponiéndose a las tecnologías menos dañinas serán históricamente tan culpables de causar muertes y enfermedades como las compañías tabacaleras por crear el cigarrillo.

Mientras que países fuera de la UE como Japón, Reino Unido, Noruega e Islandia están incluyendo los productos de nicotina libres de humo en sus políticas antitabaco, los burócratas de la OMS recurren a «argumentos sin sentido» y totalmente ideológicos para rechazar la reducción del daño, argumenta el Dr. Riccardo Polosa, profesor de Medicina Interna en la Universidad de Catania y fundador del CoEHAR, Centro de Investigación para la Reducción de los Daños del Tabaco.

En estos momentos, el mayor problema es la desinformación. «No es cierto que estos productos libres de combustión sean peligrosos o al menos tan peligrosos como los cigarros. Hay una solución al problema, pero tenemos los ojos completamente vendados, especialmente en los lugares donde las personas deberían ser responsables de tomar decisiones», añade Polosa. «Prohibir las alternativas al cigarrillo significa mirar para otro lado, favorecer un statu quo dominado por los cigarrillos y fomentar el comercio ilícito», concluye el informe, que reclama una regulación de los productos proporcional a su daño.