Opinión

Por si acaso...

Este puente, uno de los locales más concurridos de Madrid es la administración de loterías "Doña Manolita"

Vista de la cola para comprar lotería de Navidad en Doña Manolita en la calle del Carmen en Madrid este domingo. EFE/ Juan Carlos Hidalgo
Vista de la cola para comprar lotería de Navidad en Doña Manolita en la calle del Carmen en Madrid este domingo. EFE/ Juan Carlos HidalgoJUAN CARLOS HIDALGOAgencia EFE

En este fin de semana de puente constitucional donde Madrid recibe a tal cantidad de gente que abarrota todos los barrios, uno de los lugares más concurridos de la capital es la calle del Carmen, en pleno centro. Allí no hay museos ni monumentos ni grandes restaurantes, pero está la famosa lotería de Doña Manolita. Es el local que más «peregrinos» recibe anualmente en estas fechas, desde que abriera sus puertas en 2011. Antes, con la misma fe, visitaban su primera ubicación en la madrileña calle de San Bernardo, que abrió sus puertas en 1904, como la Administración nº 67. Allí acudían al principio solo estudiantes, pero como la suerte empezó a acompañar a la lotera tras una visita rápida a bendecir décimos a la virgen del Pilar en Zaragoza, se fue corriendo la voz y cuando se trasladó a la Gran Vía madrileña en 1931 se transformó en un lugar de culto. El despacho sufrió serios daños en 1937, en uno de los bombardeos de la Guerra Civil, pero Doña Manolita siguió atendiendo al mermado público que llegaba en busca de suerte a su comercio aun con el escaparate reventado. En 2011 se trasladó a su ubicación actual. Y como los premios se habían ido sucediendo uno tras otro desde su nacimiento hasta la actualidad, ya lo hizo convertida en ese espacio donde centrar los sueños a través de un número de la suerte. En 2019, la magia de Doña Manolita creció hasta límites insospechados al repartir el Gordo, el segundo premio, el tercero y dos cuartos y quintos premios. Si en Galicia no creen en las meigas, pero «haberlas haylas» en Madrid, aunque somos más devotos del esfuerzo que de la suerte, hacemos cola en Doña Manolita, por si acaso…