Sociedad
África y España, cada vez más cerca
Parlamentarias de ocho países africanos compartieron experiencias con sus homólogas españolas en Canarias donde debatieron sobre igualdad y representación política.
Parlamentarias de ocho países africanos compartieron experiencias con sus homólogas españolas en Canarias donde debatieron sobre igualdad y representación política.
África, mujeres e igualdad. Sobre esos tres ejes giró el I Encuentro de Parlamentarias Canarias-África que tuvo lugar en las islas tanto en las sedes del Parlamento autonómico como en Casa África. Tres días de intercambio de experiencias, reflexiones y debate sobre cómo ejercer mejor el liderazgo de las mujeres en África y en España. Un encuentro promovido por el Parlamento de Canarias, presidido por primera vez por un mujer, Carolina Darias; y por la Fundación Mujeres por África, encabezado por la ex vicepresidenta del Gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega.
Parlamentarias de ocho países africanos, 40 diputadas de Marruecos, Argelia, Mauritania, Senegal, Cabo Verde, Túnez, Gambia y Mali debatieron sobre el papel y el liderazgo de la mujer en la política africana que cada vez más va en aumento logrando importantes avances en los textos constitucionales de muchas de sus naciones, como es el caso de Túnez o Senegal en años recientes.
Mostrar ese otro rostro de un continente del que en realidad, dijeron, poco se conoce. Más allá de la violencia, las guerras y los conflictos sociales hay una sociedad que quiere avanzar, y avanzar en la protección de sus derechos.
María Teresa Fernández de la Vega habló la importancia de reforzar las relaciones entre África y España. “España tiene que mirar más hacia África, aprender de las mujeres africanas. Ellas tienen un porcentaje de participación en la política superior a la media europea, cuentan con un 20%, mientras que el resto de Europa la media es del 14%. Nos llevan ventaja y eso me produce una gran alegría”.
La base del desarrollo en ese continente va por sus mujeres. África es un continente que crece en lo económico y su posición geoestratégica afecta a Europa y, a España en particular. “Canarias es la puerta de África, es el puente entre el resto de España y de ahí que abordemos temas de forma conjunta que son desafíos globales como las crisis económicas, la paz, la seguridad y el cambio climático”.
La presidenta de la Fundación Mujeres por África destacó que con las líderes africanas se aprende muchísimo porque son mujeres que han sufrido en su mayoría para sacar adelante a sus familias, sus comunidades, y por tanto a sus países. “Hoy por hoy la democracia está incompleta, no solo en España o en África, sino en todo el mundo porque la igualdad entre hombres y mujeres debería ser un elemento nuclear”.
A través de la Fundación se están llevando a cabo proyectos en varios países del continente en educación, ciencia y capacitación empresarial impulsando el acceso a microcréditos. Fernández de la Vega señaló que las dificultades de las africanas para emprender negocios no son distintas a la de las españolas, pero sí el compromiso asociativo que tienen y la gran capacidad para unirse entre ellas.
En un continente de más de mil millones de personas y que ha sufrido los embates de las guerras y las crisis recurrentes, los avances políticos son importantes. “Tenemos que ir desde la Constitución Sudafricana, una de las más progresistas del mundo, a la más reciente aprobada en Túnez después de haber vivido la llamada Primavera árabe. Éste país, Túnez, ha introducido, por ejemplo, la lucha contra la violencia de género y en favor de la igualdad”. Al final los problemas de las mujeres son los mismos en todo el mundo. “Aquí (en Europa) una de cada tres mujeres sufre violencia en algún momento de su vida. No estamos en condiciones de decir que somos mejores. Hay mucha presencia de mujeres en la vida política que luchan contra ese patriarcado que se resiste, mujeres que han presidido un país, que están en la vicepresidencia, incluso, la Unión Africana ha estado encabezada por una mujer, cosa que en Europa no hemos conseguido”. Para la presidenta de Mujeres por África las mujeres han sostenido siempre las sociedades en tiempos de crisis, y un ejemplo es el caso de la expresidenta de la República Centroafricana, Catherine Samba-Panza que encabezó el gobierno de transición de una nación que vivió una de las peores crisis sociales de la historia africana.
Catherine Samba-Panza: La Madre la nación
La República Centroafricana vivió un periodo especialmente convulso entre los años 2012 y 2013 marcados por una gran ola de violencia. En diciembre de 2013 la crisis de su país alcanzó un momento crítico con crímenes contra la población civil, y contra las mujeres especialmente.
Fueron ellas, las que decidieron apelar a un líder que los llevara a la Paz y a la reconciliación. Vieron en la mujer ese liderazgo, las únicas que podían hacer entrar en razón a aquellos que cometían atropellos contra la población.
Catherine Samba-Panza era en esos años alcaldesa de la capital del país, Bangui, activista, militante a favor de los derechos humanos, cercana a todos los colectivos y organizaciones sociales. “Fueron las mujeres las que vinieron a pedirme que hiciera algo para sacar al país del caos en el que se encontraba”. Elegida entonces por el Parlamento para que encabezara la presidencia interina de su país y los llevara a un gobierno en transición, el 21 de enero de 2014 se convirtió en la primera mujer de la historia de la República Centroafricana que fue presidenta. Un ejemplo histórico para el continente en materia de gobernanza política.
Entre sus primeras acciones, hacer un llamado a los grupos beligerantes, dialogar con los líderes que ostentaban las armas y estaban oprimiendo al país y apelar a su sensibilidad, si es que la tenían. “Era importante dialogar con ellos, con todos. Les di incluso mi número de teléfono personal para que me sintieran cercana, me llamaran ante cualquier situación o emergencia. Muchos lo hicieron, algunos para acercarse, otros para amenazarme. Me expuse, me sacrifiqué, sacrifiqué mi seguridad a favor de darles garantías a la población”.
Samba-Panza cuenta cómo creó redes entre los jóvenes, líderes religiosos musulmanes, cristianos y protestantes, grupos políticos y ellos, los criminales. “Me decían madre, haga algo, madre usted puede hacer que las cosas cambien...Y eso fue lo que hice, hice un llamamiento como madre de la nación porque así los consideré a todos por igual, como unos hijos a los que hay que atender. Hice del diálogo la base de mi actuación. Organicé debates populares, foros, llevé a cabo una diplomacia internacional activa, logré la reconciliación de los barrios...y todo ello con el fin de conseguir unas elecciones creíbles y seguras”.
La expresidenta centroafricana recordó cómo se revisaron los códigos electorales para que los refugiados que estaban en otros países pudieran acudir a su país con garantías para votar. Se adoptó una nueva constitución y se llevaron a cabo nuevas elecciones. Uno de los factores claves, dice, fue el respeto a las reglas del juego. Entre ellas, se le prohibía presentarse a esas nuevas elecciones a las que convocaba. “Mi papel solo era el de ejercer la presidencia del cambio. A pesar de los muchos retos que aún hay puedo decir que cedí el poder al actual presidente en unas elecciones democráticas y seguras. Esa transición no fue fácil. Me tuve que imponer como mujer en un estado dominado por hombres armados, hombres políticos que ansiaban el poder. Dialogué con todos y entendí que todos deseaban ese poder, así que decidí hacer en un inicio un gobierno de tecnócratas, de gente preparada y con conocimientos; después incorporé a los representantes de cada tribu para que todos se sintieran representados”. Durante su mandato Samba-Panza encargó a las mujeres sectores claves como la Educación, Sanidad, Agricultura o Reconciliación Nacional. Apoyó la candidatura de más de 20 mujeres que querían ser parlamentarias. Finalizado ese plazo, Catherine fue sustituida el pasado mes de marzo por el actual presidente. “Aunque me siento orgullosa del trabajo que hice, hoy me decepciona ver que una única mujer fue candidata y que obtuvo menos de un 1% de los votos. De 172 mujeres que recibieron formación, solo 12 fueron elegidas”. Aún así, hoy puede erigirse como la mujer que salvó un país del ostracismo en el que se encontraba.
Barbara Hendricks, la voz de las refugiadas
Una de las invitadas que generó mayor expectación fue la cantante soprano de ópera internacionalmente reconocida. Embajadora de buena voluntad de Acnur. Barbara Hendricks ha estado comprometida desde hace más de 20 años con la causa de los refugiados en Asia, África y Europa intentando sensibilizar al público, pero sobre todo a los líderes políticos, jefes de estado y de gobierno, de la necesidad de proteger y atender los derechos de los refugiados, en especial de las mujeres.
“Yo nací refugiada en mi propio país (Estados Unidos), donde había una separación entre blancos y negros. Desde entonces decidí promover los derechos humanos de todos y todas en cualquier circunstancia y lugar”. Las refugiadas tienen una especial vulnerabilidad ante el acoso, la violencia física y sexual y los matrimonios forzados, no tienen acceso a la sanidad ni a la educación. Una de cada cinco refugiadas ha experimentado en algún momento de su vida violencia de género, pero aún así ellas no renuncian, no se rinden.
“Hay que entender que nadie se va de su casa a menos que la casa sea la boca de un tiburón y sienten la amenaza en la nuca. Nadie pone a sus hijos en un barco si no cree que el agua es más segura que la tierra donde vive”.
La también Premio Príncipe de Asturias de las Artes del año 2000 emocionó y sorprendió a los asistentes a su conferencia en Casa África cuando para terminar cantó el espiritual negro “Sometimes I feel like a motherless child” (A veces me siento como un niño sin madre) para entender el momento por el que hoy pasan las familias de refugiados. Los que mueren en su intento por llegar a zonas seguras, o los que se han visto obligados a separarse en el camino.
Ella, que ha sido la voz de los refugiados desde que en 1989 visitara por primera vez un campamento en Zambia, hasta varios sitios camboyanos en Tailandia, los Grandes Lagos de África, o la guerra de los Balcanes, no entiende que hoy Europa cierre el paso a los refugiados sirios. Le sorprende, pero confía en que sean los ciudadanos los que promuevan el cambio de sus propios gobiernos presionándolos para que cumplan con sus obligaciones.
Una lucha por la igualdad donde el liderazgo de la mujer sigue siendo imprescindible para encausar el cambio y el desarrollo en sus naciones. Tres días de reflexión que concluyeron este miércoles con el acuerdo para promover un debate anual en sus respectivos parlamentos sobre la situación de las mujeres con motivo del Día Internacional el 8 de marzo, así como seguir impulsando medidas de discriminación positiva para romper las barreras que aún dificultan el acceso a las mujeres a puestos de representación, y abogar para la violencia contra mujeres y niñas sea castigada en los códigos penales como un crimen contra la integridad, dignidad y libertad de las personas.
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