
Ola de calor
Ni aire acondicionado ni ventilador: el truco japonés para dormir fresco en verano durante la ola de calor
Inspirado en la tradición nipona, este método casero y sostenible promete aliviar las noches más calurosas sin gastar electricidad

Con el verano en pleno auge y las temperaturas nocturnas marcando cifras récord, en algunos puntos llegando a los 40ºC sin haber empezado el verano, muchas personas se enfrentan cada noche al mismo reto: conciliar el sueño sin derretirse en la cama. Aunque el aire acondicionado o el ventilador son las soluciones más habituales, también tienen sus inconvenientes: altos consumos de electricidad, facturas disparadas y, en muchos casos, molestias respiratorias o sequedad en la garganta.
En este contexto, ha resurgido una técnica tradicional japonesa, sencilla pero sorprendentemente eficaz, que cada vez gana más adeptos en redes sociales como TikTok. No requiere dispositivos, apenas consume energía y puede marcar la diferencia a la hora de descansar mejor durante una ola de calor.
¿En qué consiste el truco que viene de Japón para enfriar la cama?
La clave del método japonés reside en un gesto tan simple como enfriar los textiles que vas a utilizar durante la noche. ¿Cómo? Sólo necesitas una bolsa hermética y un congelador. El procedimiento consiste en introducir dentro de la bolsa una funda de almohada, una sábana ligera, un pijama o incluso una camiseta. Luego, se deja en el congelador durante al menos 30 minutos antes de acostarse.
El resultado: cuando llega la hora de dormir, esa prenda o tela fría proporciona un alivio inmediato al contacto con la piel, ayudando a reducir la temperatura corporal y favoreciendo un sueño más rápido y reparador.
Aunque el efecto del frescor no dura toda la noche, sí puede ser decisivo en los primeros minutos, que son los más críticos para lograr un buen inicio del sueño. Además, puede combinarse con otros trucos como mantener la habitación a oscuras durante el día, cerrar persianas o ventilar solo a primera hora de la mañana.
Una de las ventajas de este truco es su versatilidad. No sólo se aplica a la ropa de cama. También puedes enfriar una pequeña toalla y colocarla en la nuca o sobre el pecho, enfriar un antifaz para dormir, o incluso preparar una camiseta fresca para ponértela justo al meterte en la cama.
El método recuerda, en cierto modo, al uso tradicional de las toallas húmedas en la frente o el clásico “pañuelo fresco” del botiquín veraniego, pero con una aplicación más amplia y moderna.
¿Por qué funciona este método?
La ciencia del sueño respalda la importancia de mantener una temperatura corporal adecuada para conciliar el descanso. Cuando dormimos, el cuerpo disminuye su temperatura interna como parte del proceso natural del sueño. Si el ambiente es demasiado cálido, este mecanismo se altera, provocando insomnio, despertares frecuentes o sueño de mala calidad.
Este método actúa como un “atajo” térmico: al enfriar directamente la superficie de contacto con el cuerpo, se facilita ese descenso interno de temperatura y se crea una sensación de confort térmico, ideal para iniciar el sueño.
Más allá del confort, este truco tiene otro punto a su favor: es ecológico y económico. No requiere consumo continuo de energía ni aparatos adicionales. Y a diferencia del aire acondicionado o ventiladores, no genera ruido, corrientes de aire ni reseca el ambiente, lo que lo convierte en una opción especialmente útil para personas con sensibilidad respiratoria o niños pequeños.
En definitiva, esta sencilla técnica de inspiración japonesa se presenta como una solución práctica y sostenible para afrontar las noches más sofocantes del verano. Solo hace falta un poco de previsión antes de dormir… y el congelador hará el resto.
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