Brote de ébola

Aislado y atendido por voluntarios

Aislado y atendido por voluntarios
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A las 03:15 de ayer llegó el Hércules que traía a Manuel García Viejo de vuelta a España. Media hora más tarde, era ingresado en el Hospital Carlos III de Madrid, siguiendo el protocolo de traslados. El religioso se encuentra en la planta sexta, la misma en la que estuvo ingresado el fallecido Miguel Pajares, y permanece al cuidado de voluntarios. Y es que varios médicos se prestaron voluntarios para atender al religioso. De hecho, ya hubo que elegir entre varios miembros del Summa que se habían ofrecido para realizar el traslado. Esta predisposición por parte del personal contrasta mucho con el miedo y la incertidumbre vividas cuando se ingresó a Pajares. Aquellos días pocos sanitarios querían estar en contacto con el enfermo de ébola e incluso llegaron a pedir un plus de peligrosidad. El conocimiento y la experiencia adquiridas con el sacerdote de La Iglesuela hacen que ahora los profesionales hayan perdido el miedo y se sientan mucho más preparados. La habitación en la que se encuentra García Viejo tiene presión negativa para evitar cualquier contacto del enfermo con el exterior y disminuir el riesgo de contagio. El personal sanitario que atiende al religioso en este hospital está provisto de equipos de protección y ha sido entrenado para su uso correcto, como sucedió en su día en el tratamiento que se siguió con Pajares y la monja Juliana Bonoha. En cada turno atienden a García Viejo un médico, dos enfermeras, dos auxiliares y un celador. Al contrario que con el primer español infectado por ébola, en este caso el hospital continúa con su normal ritmo de funcionamiento, ya que sólo la planta sexta del centro permanece en aislamiento. Además, en las otras plantas siguen los pacientes ingresados y a lo largo de la jornada de ayer se asistió a las consultas externas con total normalidad y se llevaron a cabo las operaciones quirúrgicas previstas para ese día.