Brote de ébola

Alcorcón: «Se nos pasa por la cabeza no salir ni a comprar el pan»

Edificio en el que viven Teresa Romero Ramos y su marido
Edificio en el que viven Teresa Romero Ramos y su maridolarazon

El barrio de San José De Valderas (Alcorcón) no da crédito. El temor es palpable al hablar con los vecinos de la zona. Sus conversaciones se han convertido en monotema. «¿Te has enterado de que la infectada de ébola es nuestra vecina?», le dice una señora a otra al cruzársela por la calle. La reacción de todos es de estupefacción. «Si te digo la verdad, estamos atemorizados», comenta una mujer. En el vecindario donde reside Teresa Romero –la sanitaria infectada por el virus– y su marido, Javier Limón, el miedo aumenta ante la falta de información. Y es que Javier es el presidente de la comunidad, situada en el número 35 de la avenida del Pinar. Por tanto, él es quien siempre se encarga de los problemas. Durante la tarde de ayer, los vecinos mantuvieron una reunión de emergencia. La Comunidad de Madrid confirmó que iban a proceder a limpiar las zonas comunes de la comunidad. Sin embargo, al cierre de esta edición, no se había personado en el lugar ningún equipo de limpieza. «Nadie nos dice lo que tenemos que hacer. No sabemos si corremos peligro», alertaba un señor.

A la salida del colegio Clara Campoamor, a escasos metros del domicilio del matrimonio, los padres formaban corros en los que debatían sobre el tema. «Yo creo que se ha sobredimensionado», decía un padre. «Pues yo creo que todavía queda mucho por salir», le contestaba otro. La alarma social está instalada en este barrio madrileño. «Es que los niños lo tocan todo. Vale que esa señora no tiene hijos, pero sí vecinos con niños. Se nos pasa por la cabeza no salir ni a comprar el pan», indica una madre.

«Estamos atemorizados»

Tras el fallecimiento del religioso Manuel García Viejo, el pasado 25 de septiembre, la sanitaria se tomó vacaciones. Dos días después acudió a las oposiciones de enfermería de la Comunidad de Madrid. El pasado jueves, Teresa se desplazó hasta el Centro de Salud Pedro Laín Entralgo, próximo a su domicilio. Sobre las 10:40 la atendieron. La doctora le recetó paracetamol, al tener fiebre, porque Teresa no le comentó en ningún momento que había estado en contacto con pacientes infectados por ébola, según ha podido saber LA RAZÓN. Así, el centro se ha puesto en contacto con todos los pacientes que estaban en ese momento en el recinto para que se tomen la temperatura dos veces al día. Del mismo modo, se ha procedido a la desinfección de la sala de espera y de la consulta en la que atendieron a la auxiliar de enfermería. Desde el jueves, Teresa no volvió a salir de casa hasta el domingo, cuando una ambulancia la recogió para llevarla al Hospital de Alcorcón. Esto es lo que ella contó a quienes le atendieron. Sus vecinos dan veracidad al testimonio, ya que han afirmado que llevaban varios días sin verla por los alrededores.

«No hay sitios en Madrid y tiene que ser aquí donde ocurra esto», se lamenta un vecino del portal en el que reside la auxiliar de enfermería. «Llámame egoísta, pero no deberían haber traído a los misioneros españoles a morir aquí. Mira el panorama que nos han dejado», añadió. Por su parte, una señora señaló que hoy tendría que ir al Hospital de Alcorcón. «Mi padre está enfermo de cáncer. Él ahora tiene las defensas bajas y coge todas las enfermedades. Le van a hacer una transfusión de sangre. No podemos dejar de ir y tengo que acompañarle. Tengo mucho miedo, pero ¿qué hago?», se preguntaba la mujer.

Los vecinos de su mismo edificio han comentado que el marido de Teresa es un hombre cercano, mientras que ella es más introvertida. «No tienen hijos, su niño es su perro Exkalibur», dijo un vecino, quien se mostró preocupado por la salud de Teresa. Al perro, los vecinos dijeron que no lo han oído ladrar, pero saben que está ahí. No obstante, tiene pienso y agua suficiente para que no se tema por él. Por otro lado, una señora que reside en las proximidades afirmó sentirse consternada. «Ojalá esto pare aquí. Es que ha podido ir al mismo supermercado que nosotros, a la misma gasolinera, a la misma farmacia...», señalaba con preocupación. La realidad es que la preocupación ha llegado a Alcorcón para quedarse. Los parques estaban ayer vacíos a las cinco de la tarde, hora a la que los niños salen del colegio. Además, varios vecinos han mostrado su preocupación por enfermar en estos días, ya que prefieren no asistir al hospital hasta que se calme la situación.