Opinión

Atención Temprana, un derecho y no un privilegio

Directora de Atención Temprana de Fundación Juan XXIII

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Bebé en pediatría

El pasado día 16 se celebró en nuestro país el Día de la Atención Temprana, que tiene como objetivo recordar la importancia de la misma en el desarrollo infantil, sobre todo, en niños desde 0 a 6 años que presentan ciertas dificultades de desarrollo.

Cuando hablamos de la infancia o de los primeros años de desarrollo de cualquier persona, tendemos a pensar en cómo esto influirá en su futuro. Además, la ciencia lo avala: las experiencias tempranas influyen de forma notable en el desarrollo físico, emocional, social y cognitivo de cualquier ser humano. Por ello, la Atención Temprana es un derecho fundamental que todos los niños y niñas que presenten cualquier tipo de dificultad o que estén en riesgo de padecerla deben poder disfrutar. Así pues, este derecho debe ser garantizado de forma universal, equitativa y gratuita.

Cabe destacar que la Atención Temprana es el conjunto de intervenciones dirigidas a niños que presentan trastornos en su desarrollo, pero también a sus familias. Así pues, estas intervenciones deben abarcar diferentes áreas que harán posible trabajar en la correcta evolución de su progreso. Entre ellas, podemos destacar algunas como la estimulación psicomotriz, la comunicación y el lenguaje, la sociabilización o la autonomía personal, y todas ellas deben estar orientadas a potenciar las capacidades de cada niño o niña, desde un punto de vista integral, respetuoso y centrado en la familia.

De hecho, en la mayoría de los casos, la Atención Temprana se convierte en un auténtico salvavidas, porque ésta determinará la evolución de los pequeños que estén en riesgo de vulnerabilidad y marcará, sin duda, la gran diferencia entre un diagnóstico tardío y una evolución positiva y efectiva, entre el aislamiento y la inclusión o entre un camino lleno de barreras y otro marcado por el acompañamiento y las oportunidades.

Sin duda, la Atención Temprana aporta grandísimos beneficios en la infancia y, como consecuencia, en la niñez, adolescencia y vida adulta de cualquier persona.

Entre sus principales ventajas, encontramos la detección e intervención precoz de las dificultades, que nos permite identificar señales de alerta o trastornos del desarrollo en los primeros años de vida, cuando el cerebro es más receptivo a los estímulos. Por otro lado, la estimulación adecuada en áreas clave, donde se trabaja el desarrollo motor, cognitivo, del lenguaje emocional y social. Por supuesto, también nos permite la prevención de futuras discapacidades o agravamiento de las mismas ya que una intervención a tiempo puede frenar, mitigar o, incluso, revertir algunas dificultades, evitando que se agraven con el paso del tiempo. Además, también mejora la autonomía y la calidad de vida porque, al reforzar habilidades básicas, se fortalece la independencia y la participación en la vida cotidiana. Otro de los grandes beneficios de este conjunto de intervenciones es la inclusión educativa y social ya que los niños y niñas que las reciben tienen más probabilidades de integrarse en entornos educativos y sociales de forma más positiva y equitativa.

Además, no podemos olvidar todo lo que la Atención Temprana supone también para las familias de quienes la necesitan. El apoyo emocional y la orientación profesional que brinda es esencial ya que para muchas familias recibir acompañamiento por parte de un experto les ayuda a comprender lo que realmente le está ocurriendo a su hijo o hija, así como a obtener herramientas para afrontar las dificultades o tomar ciertas decisiones. Esto, por supuesto, les ayudará también a reducir el estrés de la sobrecarga familiar ya que saber que su hijo o hija está recibiendo la ayuda necesaria por parte de expertos generará alivio y confianza. Lógicamente, también fortalecerá el vínculo afectivo ya que la Atención Temprana promueve una relación afectiva sana y segura entre los más pequeños y su entorno más cercano.

Ahora bien, ¿por qué muchas veces la Atención Temprana acaba convirtiéndose en un privilegio? En muchos casos, este tipo de servicio queda reservado para quienes pueden acceder a este servicio de forma privada. Por ello, la labor de entidades como la nuestra que trabajamos por la inclusión social, desde los primeros años de vida, son tan sumamente importantes.

Así pues, es muy importante hacer hincapié en que los derechos de la infancia deben ser una prioridad social. La Atención Temprana no solo mejora la vida de los niños y niñas que la reciben, sino que también fortalece a sus familias y a toda la sociedad.

En definitiva, poder intervenir y actuar a tiempo en el desarrollo de los pequeños que presentan ciertas dificultades es un derecho que no podemos dejar de lado y la Atención Temprana es la herramienta que nos permitirá prevenir dificultades, potenciar capacidades y garantizar una infancia más inclusiva y justa.