Hábitos saludables

La ciencia detrás de gritar y gruñir en el gimnasio: ¿realmente funciona?

Los sonidos que emitimos cuando estamos entrenando tienen implicaciones tanto físicas como psicológicas

Fuerza o hipertrofia son dos objetivos diferentes en el gimnasio
Fuerza o hipertrofia son dos objetivos diferentes en el gimnasioDreamstime

Entrenar en un gimnasio puede ser una experiencia similar a la plaza de mercado en cuanto al bullicio. Las zonas de pesas o las caminadoras están llenas de personas que gritan, gruñen y resoplan. Si bien en principio gritar y gruñir durante el ejercicio puede parecer simplemente una liberación de energía o una manera de lidiar con el esfuerzo físico intenso, estos comportamientos tienen impacto en el rendimiento físico, según los expertos.

Lo cierto es que, cuando realizamos actividades físicas intensas, como levantar pesas o correr a alta velocidad, nuestros cuerpos se someten a un estrés considerable. En este contexto, emitir sonidos fuertes puede ser más que una simple reacción; es una estrategia que el cuerpo emplea para aumentar su rendimiento e incluso, por mera inercia, aumentar la fuerza muscular.

Beneficios físicos de gritar mientras se entrena

La mayoría de los beneficios no provienen tanto del sonido en sí, sino de cómo respiramos justo antes de producirlo, explica para el New York Times Mary J. Sandage, profesora de habla y lenguaje en la Universidad de Auburn, quien investiga la relación entre las actividades físicas extremas y el habla.

Sandage mencionó que hay estudios que han demostrado que algunas personas a las que se les ha extirpado la laringe, y por lo tanto ya no pueden retener el aire en sus pulmones, presentan dificultades para levantar objetos pesados. Esto indica que una parte de nuestra fuerza podría estar relacionada con la maniobra de Valsalva, un proceso en el que se ejerce presión sobre los pulmones mientras se mantiene cerrada la garganta.

Sandage concluye para el mismo medio que esta manera de respirar, en la que tenemos que atrapar el aire así para levantar, crea presión interna en el tronco y refuerza la columna vertebral para que podamos ejercer más fuerza. "El gruñido es como una válvula de escape para esa presión", explica la profesora.

Asimismo, un estudio publicado en la revista Journal of Strength and Conditioning Research sugiere que emitir sonidos durante el ejercicio, como gritar o gruñir, puede aumentar el poder muscular gracias al conocido "grito de combate", que genera un incremento en la producción de fuerza explosiva, lo que permite a los atletas superar los límites de su rendimiento habitual.

Este aumento en la fuerza se debe, en parte, a que gritar durante el ejercicio activa el sistema nervioso simpático, que es responsable de la respuesta de "lucha o huida" del cuerpo. Así, se elevan los niveles de adrenalina y se aumenta el flujo de oxígeno a los músculos, permitiendo también realizar movimientos más potentes.

Beneficios psicológicos de gritar en el gimnasio

Se trata del conocido efecto placebo; al gritar o gruñir también estamos liberando y canalizando una emoción y, sobre todo, evocando la concentración. De hecho, para ganar fuerza, muchos deportistas prefieren la respiración consciente, enfocar la mirada en un punto fijo o cualquier otro 'boost' que les ayude a mantener la concentración necesaria, o como mantra para la motivación y que el rendimiento llegue de manera natural.

Por ejemplo, en las artes marciales, los sonidos como el ki-ai, un grito enfocado emitido durante la ejecución de un golpe, ilustran cómo las vocalizaciones pueden, según ellos, potenciar el rendimiento físico. El ki-ai no solo ayuda a concentrar la energía en el momento del impacto, aumentando la fuerza del golpe, sino que también desestabiliza al oponente y regula la respiración del practicante.