Galicia
2100 El ocaso de las abejas
El Síndrome del Colapso de las Colmenas ha provocado que en España desaparezcan 500.000 colonias. Ayer se presentó el primer atlas europeo de los abejorros.
El mundo depende de la polinización. Si no hubiera insectos encargados de transportar polen de unas plantas a otras y germinar así nuevas vidas vegetales, las cosas serían muy distintas a como son. Probablemente ni usted ni yo estaríamos aquí. No en vano, el 84 por 100 de los cultivos europeos se benefician, al menos en parte, del trabajo de polinizadores y el 74 por 100 de las especies de flores desaparecerían sin esta función.
Y todo ello tiene un valor económico. Algunas estimaciones consideran que el 10 por ciento del valor económico de la actividad agrícola en la Unión Europea (unos 14.200 millones de euros) depende de la polinización por insectos.
Sin embargo, ya se sabe que éste es un recurso en grave peligro. Desde hace algo más de una década, los apicultores vienen percibiendo un pausado e inexorable descenso de la población de abejas de miel. En Europa, cada año desaparece el 20 por ciento de los habitantes de los panales. En Estados Unidos, el invierno pasado se perdió un tercio de la masa de abejas melíferas y en España los agricultores observan con pavor cómo en algunas zonas (como Galicia) se desvanece hasta el 80% de los individuos de las colmenas. En los últimos 18 años, nuestro país ha perdido cerca de 500.000 colonias.
El llamado Síndrome del Colapso de las Colmenas sigue careciendo de una explicación satisfactoria. Algunas investigaciones han apuntado como culpable a ciertos pesticidas, sobre todo los derivados de una nueva clase de neonicotiniodes que parecen afectar a la calidad de vida de las abejas incluso con niveles muy bajos de exposición. Se trata de un agente neurotóxico utilizado para la fumigación de algunos cultivos para el que la Comisión Europea ha solicitado dos años de prohibición. Otros expertos apuntan a un parásito, la varroa, como culpable de la matanza de abejas. Se trata de un ácaro que produce una enfermedad llamada varroasis. Su capacidad de contagio es muy grande y en pocas semanas pude destruir una colmena entera.
Por último, algunos especialistas han querido culpar de la desaparición de las abejas al exceso de producción agrícola en régimen de monocultivo. Algunas especies vegetales como el maíz o el trigo, que son materia prima industrial a gran escala, monopolizan extensiones cada vez más grandes, desplazando las plantaciones de otros vegetales y reduciendo la variedad de la alimentación de la abeja. Puede que ninguna de estas sea la causa definitiva. O puede que sea una mezcla de las tres.
En medio de este panorama, ayer se presentó el primer Atlas europeo de la distribución de abejorros, otro polinizador de gran importancia. Los autores han estudiado más de un millón de registros sobre este animal en toda Europa y los actuales nichos ecológicos donde habitan las 56 especies distintas de abejorro que tenemos en el continente. Además han introducido diferentes modelos de evolución de las condiciones ambientales y climáticas previsibles de aquí a 2100. El resultado es que para esa fecha, 14 especies estarán en grave peligro de extinción, en el mejor de los escenarios posibles, y hasta 25 habrán desaparecido si las condiciones climáticas y ambientales son peores.
Los autores de este estudio pretenden mantener la atención sobre el problema de la polinización que, tras más de una década de estudio, aún no ha provocado una respuesta mitigadora suficientemente efectiva en la comunidad internacional.
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